Encontrados 94 resultados para: tesoro escondido

  • abrió su tesoro y dio a las tropas la soldada de un año con la orden de que estuviesen preparadas a todo evento. (I Macabeos 3, 28)

  • Entonces advirtió que se le había acabado el dinero del tesoro y que los tributos de la región eran escasos, debido a las revueltas y calamidades que él había provocado en el país al suprimir las leyes en vigor desde los primeros tiempos. (I Macabeos 3, 29)

  • «Tenemos detenido a tu hermano Jonatán por las deudas contraídas con el tesoro real en el desempeño de su cargo. (I Macabeos 13, 15)

  • y que se archivasen copias en el Tesoro a disposición de Simón y de sus hijos. (I Macabeos 14, 49)

  • Cuanto debes al tesoro real y cuanto en el futuro dejes a deber, te sea perdonado desde ahora para siempre. (I Macabeos 15, 8)

  • Pasados muchos años, cuando a Dios le plugo, Nehemías, enviado por el rey de Persia, mandó que buscaran el fuego los descendientes de los sacerdotes que lo habían escondido; (II Macabeos 1, 20)

  • Cuando el hecho se divulgó y se refirió al rey de los persas que en el lugar donde los sacerdotes deportados habían escondido el fuego, había aparecido aquel líquido con el que habían santificado las ofrendas del sacrificio Nehemías y sus compañeros, (II Macabeos 1, 33)

  • y le comunicó que el tesoro de Jerusalén, estaba repleto de riquezas incontables, hasta el punto de ser incalculable la cantidad de dinero, sin equivalencia con los gastos de los sacrificios, y que era posible que cayeran en poder del rey. (II Macabeos 3, 6)

  • Pero Heliodoro, en virtud de las órdenes del rey, mantenía de forma terminante que los bienes debían pasar al tesoro real. (II Macabeos 3, 13)

  • Estaba ya allí mismo con su guardia junto al Tesoro, cuando el Soberano de los Espíritus y de toda Potestad, se manifestó en su grandeza, de modo que todos los que con él juntos se habían atrevido a acercarse, pasmados ante el poder de Dios, se volvieron débiles y cobardes. (II Macabeos 3, 24)

  • al mismo que poco antes, con numeroso séquito y con toda su guardia, había entrado en el mencionado Tesoro, lo llevaban ahora incapaz de valerse por sí mismo, reconociendo todos claramente la soberanía de Dios. (II Macabeos 3, 28)

  • Así sucedieron las cosas relativas a Heliodoro y a la preservación del Tesoro. (II Macabeos 3, 40)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina