Encontrados 40 resultados para: suya

  • Ninguno de vosotros se acerque a una consanguínea suya para descubrir su desnudez. Yo, Yahveh. (Levítico 18, 6)

  • En el caso de que se haya de rescatar de mano de un levita, lo vendido - una casa que es propiedad suya en la ciudad - quedará libre en el jubileo; porque las casas de las ciudades de los levitas son su propiedad en medio de los israelitas. (Levítico 25, 33)

  • Si el que consagró la casa desea rescatarla, añadirá la quinta parte al precio de su tasación, y será suya. (Levítico 27, 15)

  • El marido estará exento de culpa, y la mujer cargará con la suya.» (Números 5, 31)

  • Te desposarás con una mujer y otro hombre la hará suya; edficarás una casa y no la habitarás; plantarás una viña y no podrás disfrutar de ella. (Deuteronomio 28, 30)

  • Si, pues, habéis obrado con sinceridad y lealtad con Yerubbaal y con su casa en el día de hoy, que Abimélek sea vuestra alegría y vosotros la suya. (Jueces 9, 19)

  • Cuando el rey pasaba clamó al rey y dijo: «Tu siervo había llegado al centro de la batalla cuando uno abandonó las filas y me trajo un hombre y me dijo: "Custodia a este hombre; si llega a faltar, tu vida responderá por la suya, o pagarás un talento de plata." (I Reyes 20, 39)

  • «¿Has visto cómo Ajab se ha humillado en mi presencia? Por haberse humillado en mi presencia, no traeré el mal en vida suya; en vida de su hijo traeré el mal sobre su casa.» (I Reyes 21, 29)

  • Y dio Sesán una hija suya a su siervo Yarjá por esposa, la cual le engendró a Attay, (I Crónicas 2, 35)

  • Hija suya fue Seerá, que edificó a Bet Jorón de arriba y de abajo y a Uzén Seerá. (I Crónicas 7, 24)

  • Abandonaron la Casa de Yahveh, el Dios de sus padres, y sirvieron a los cipos y a los ídolos; la cólera estalló contra Judá y Jerusalén a causa de esta culpa suya. (II Crónicas 24, 18)

  • Cuando Tobías oyó las razones de Rafael y que era hermana suya, del linaje de la casa de su padre, se enamoró de tal modo que se le apegó el corazón a ella. (Tobías 6, 19)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina