Encontrados 19 resultados para: suplico

  • Isaac suplicó a Yahveh en favor de su mujer, pues era estéril, y Yahveh le fue propicio, y concibió su mujer Rebeca. (Génesis 25, 21)

  • David suplicó a Dios por el niño; hizo David un ayuno riguroso y entrando en casa pasaba la noche acostado en tierra. (II Samuel 12, 16)

  • ¿A dónde iría yo deshonrada? Y tú serías como un infame en Israel. Habla, te lo suplico, al rey, que no rehusará entregarme a ti.» (II Samuel 13, 13)

  • La mujer dijo: «Te suplico que tu sierva pueda decir a mi señor el rey una palabra.» Dijo: «Habla». (II Samuel 14, 12)

  • Cuando David vio al ángel que hería al pueblo, dijo a Yahveh: «Yo fui quien pequé, yo cometí el mal, pero estas ovejas ¿qué han hecho? Caiga, te suplico, tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre.» (II Samuel 24, 17)

  • Volvió a enviar un tercer jefe de cincuenta con sus cincuenta; llegó el tercer jefe de cincuenta, cayó de rodillas ante Elías y le suplicó diciendo: «Hombre de Dios, te ruego que mi vida y la vida de estos cincuenta tuyos sea preciosa a tus ojos. (II Reyes 1, 13)

  • Bajaron hacia él los arameos y entonces Eliseo suplicó a Yahveh diciendo: «Deslumbra a esas gentes.» Y las deslumbró según la palabra de Eliseo. (II Reyes 6, 18)

  • ¡Ea, Señor, estén atentos tus oídos a la oración de tu siervo, a la oración de tus servidores, que desean venerar tu Nombre! Concede ahora, te suplico, gracia a tu siervo y haz que encuentre favor ante ese hombre.» Era yo entonces copero del rey. (Nehemías 1, 11)

  • y suplicó al Señor, Dios de Israel, diciendo: «Mi Señor y Dios nuestro, tú eres único. Ven en mi socorro, que estoy sola y no tengo socorro sino en ti, (Ester 14, 3)

  • atiende a la voz de mi clamor, oh mi Rey y mi Dios. Porque a ti te suplico, (Salmos 5, 3)

  • A Yahveh en mi clamor imploro. A Yahveh en mi clamor suplico. (Salmos 142, 2)

  • Ante la fatiga de los hombres de Esdrías que llevaban mucho tiempo luchando, Judas suplicó al Señor que se mostrase su aliado y su guía en el combate. (II Macabeos 12, 36)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina