Encontrados 480 resultados para: soy

  • Sabrán los egipcios que yo soy Yahveh, cuando me haya cubierto de gloria a costa de Faraón, de sus carros y de sus jinetes. (Exodo 14, 18)

  • Y dijo: «Si de veras escuchas la voz de Yahveh, tu Dios, y haces lo que es recto a sus ojos, dando oídos a sus mandatos y guardando todos sus preceptos, no traeré sobre ti ninguna de las plagas que envié sobre los egipcios; porque yo soy Yahveh, el que te sana.» (Exodo 15, 26)

  • «He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: Al atardecer comeréis carne y por la mañana os hartaréis de pan; y así sabréis que yo soy Yahveh, vuestro Dios.» (Exodo 16, 12)

  • y a sus hijos; el uno se llamaba Guersom, pues Moisés dijo: «Forastero soy en tierra extraña,» (Exodo 18, 3)

  • «Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. (Exodo 20, 2)

  • No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, (Exodo 20, 5)

  • porque con él se abriga; es el vestido de su cuerpo. ¿Sobre qué va a dormir, si no? Clamará a mí, y yo le oiré, porque soy compasivo. (Exodo 22, 26)

  • Y reconocerán que yo soy Yahveh, su Dios, que los saqué del país de Egipto para morar entre ellos. Yo, Yahveh, su Dios. (Exodo 29, 46)

  • Habla tú a los israelitas y diles: No dejéis de guardar mis sábados; porque el sábado es una señal entre yo y vosotros, de generación en generación, para que sepáis que yo, Yahveh, soy el que os santifico. (Exodo 31, 13)

  • Porque yo soy Yahveh, vuestro Dios; santificaos y sed santos, pues yo soy santo. No os haréis impuros con ninguno de esos bichos que se arrastran por el suelo. (Levítico 11, 44)

  • Pues yo soy Yahveh, el que os he subido de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Sed, pues, santos porque yo soy santo. (Levítico 11, 45)

  • Habla a los israelitas, y diles: Yo soy Yahveh vuestro Dios. (Levítico 18, 2)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina