Encontrados 90 resultados para: salvo
El día doce del primer mes partimos del río Ahavá para ir a Jerusalén: la mano de nuestro Dios estaba con nosotros y nos salvó en el camino de la mano de enemigos y salteadores. (Esdras 8, 31)
Me fueron arrebatados todos mis bienes; nada quedó sin confiscar para el tesoro real, salvo mi mujer Ana y mi hijo Tobías. (Tobías 1, 20)
Le dijo Tobit: «Seas venido sano y salvo, hermano; y no lleves a mal, hermano, mi deseo de conocer con certeza tu nombre y familia. Resulta ahora que eres de mi parentela y que perteneces a un linaje bueno y honrado. He conocido a Ananías y a Natán, los dos hijos del gran Semeías; ellos iban conmigo a Jerusalén y conmigo adoraban allí, sin desviarse del buen camino. Tus hermanos son hombres de bien; de buen linaje procedes. ¡El gozo sea contigo!» (Tobías 5, 14)
Ella se levantó y empezaron a suplicar y a pedir el poder quedar a salvo. Comenzó él diciendo: ¡Bendito seas tú, Dios de nuestros padres, y bendito sea tu Nombre por todos los siglos de los siglos! Bendígante los cielos, y tu creación entera, por los siglos todos. (Tobías 8, 5)
«Todos los servidores del rey y todos los habitantes de las provincias del rey saben que todo hombre o mujer que se presente al rey, en el patio interior, sin haber sido llamado, es condenado a muerte por el edicto, salvo aquel sobre quien el rey extienda su cetro de oro; y hace ya treinta días que yo no he sido llamada a presencia del rey.» (Ester 4, 11)
Mi pueblo es Israel, que clamó a Dios y fue salvado. Salvó el Señor a su pueblo, el Señor nos liberó de todos estos males; obró Dios grandes señales y prodigios como nunca los hubo en los demás pueblos. (Ester 10, 9)
Que el malo es preservado en el día del desastre, en el día de los furores queda a salvo. (Job 21, 30)
El libra al inocente; si son tus manos puras, serás salvo. (Job 22, 30)
¿Quién le hizo frente y quedó salvo? ¡Ninguno bajo la capa de los cielos! (Job 41, 3)
Invoco a Yahveh, que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos. (Salmos 18, 4)
me sacó a espacio abierto, me salvó porque me amaba. (Salmos 18, 20)
No queda a salvo el rey por su gran ejército, ni el bravo inmune por su enorme fuerza. (Salmos 33, 16)