Encontrados 64 resultados para: salvar

  • mostrando así que de todo peligro puedes salvar para que hasta el inexperto pueda embarcarse. (Sabiduría 14, 4)

  • No contengas la palabra cuando pueda salvar, y no escondas tu sabiduría. (Eclesiástico 4, 23)

  • pues ellos también al Señor suplicarán que les ponga en buen camino hacia el alivio y hacia la curación para salvar tu vida. (Eclesiástico 38, 14)

  • Esforzado en la guerra fue Josué, hijo de Nun, sucesor de Moisés como profeta; él fue, de acuerdo con su nombre, grande para salvar a los elegidos del Señor, para tomar venganza de los enemigos que surgían e introducir a Israel en su heredad. (Eclesiástico 46, 1)

  • Reuníos y venid, acercaos todos, supervivientes de las naciones. No saben nada los que llevan sus ídolos de madera, los que suplican a un dios que no puede salvar. (Isaías 45, 20)

  • Se derrumbaron, se desplomaron todos, no pudieron salvar la carga; ellos mismos van cautivos. (Isaías 46, 2)

  • ¿Por qué cuando he venido no había nadie, cuando he llamado no hubo quien respondiera? ¿Acaso se ha vuelto mi mano demasiado corta para rescatar o quizá no habrá en mí vigor para salvar? He aquí que con un gesto seco el mar, convierto los ríos en desierto; quedan en seco sus peces por falta de agua y mueren de sed. (Isaías 50, 2)

  • Mirad, no es demasiado corta la mano de Yahveh para salvar, ni es duro su oído para oír, (Isaías 59, 1)

  • Mem. ¿A quién te compararé? ¿A quién te asemejaré, hija de Jerusalén? ¿Quién te podrá salvar y consolar, virgen, hija de Sión? Grande como el mar es tu quebranto: ¿quién te podrá curar? (Lamentaciones 2, 13)

  • Ain. Y aún se consumían nuestros ojos, esperando un socorro: ¡ilusión! Desde nuestros oteros oteábamos a una nación incapaz de salvar. (Lamentaciones 4, 17)

  • Arrojarán su plata por las calles y su oro se convertirá en inmundicia; ni su plata, ni su oro les podrán salvar el día del enojo de Yahveh. No se saciarán más, no llenarán más su vientre, porque ello era la ocasión de su culpa. (Ezequiel 7, 19)

  • Porque afligís el corazón del justo con mentiras, cuando yo no lo aflijo, y aseguráis las manos del malvado para que no se convierta de su mala conducta a fin de salvar su vida, (Ezequiel 13, 22)


“A mansidão reprime a ira.” São Padre Pio de Pietrelcina