Encontrados 286 resultados para: rostro

  • Al Señor Dios nuestro la justicia; a nosotros y a nuestros padres la confusión del rostro, como sucede en este día. (Baruc 2, 6)

  • Pero nosotros no hemos suplicado al rostro del Señor volviéndonos cada uno de los pensamientos de su perverso corazón. (Baruc 2, 8)

  • No apoyados en las obras justas de nuestros padres y de nuestros reyes derramamos nuestra súplica de piedad ante tu rostro, oh Señor Dios nuestro. (Baruc 2, 19)

  • con el aspecto del arco iris que aparece en las nubes los días de lluvia: tal era el aspecto de este resplandor, todo en torno. Era algo como la forma de la gloria de Yahveh. A su vista caí rostro en tierra y oí una voz que hablaba. (Ezequiel 1, 28)

  • Mira, yo he hecho tu rostro duro como su rostro, y tu frente tan dura como su frente; (Ezequiel 3, 8)

  • Me levanté y salí a la vega, y he aquí que la gloria de Yahveh estaba parada allí, semejante a la gloria que yo había visto junto al río Kebar, y caí rostro en tierra. (Ezequiel 3, 23)

  • Toma luego una sartén de hierro y colócala como un muro de hierro entre ti y la ciudad. Fijarás tu rostro sobre ella, y quedará en estado de sitio: tú la sitiarás. Es una señal para la casa de Israel. (Ezequiel 4, 3)

  • Después fijarás tu rostro y tu brazo desnudo sobre el asedio de Jerusalén, y profetizarás contra ella. (Ezequiel 4, 7)

  • Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia los montes de Israel y profetiza contra ellos. (Ezequiel 6, 2)

  • Retiraré mi rostro de ellos, mi tesoro será profanado: los invasores penetrarán en él y lo profanarán. (Ezequiel 7, 22)

  • Mientras ellos herían, yo quedé solo allí y caí rostro en tierra. Exclamé: «¡Ah, Señor Yahveh!, ¿vas a exterminar a todo el resto de Israel, derramando tu furor contra Jerusalén?» (Ezequiel 9, 8)

  • En esto, mientras yo estaba profetizando, Pelatías, hijo de Benaías, murió. Yo caí rostro en tierra y grité con voz fuerte: «¡Ah, Señor Yahveh!, ¿vas a aniquilar al resto de Israel?» (Ezequiel 11, 13)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina