Encontrados 13 resultados para: reservaréis

  • Di a los israelitas que reserven ofrendas para mí. Me reservaréis la ofrenda de todo aquel a quien su corazón mueva. (Exodo 25, 2)

  • De ellos reservaréis lo siguiente: oro, plata y bronce; (Exodo 25, 3)

  • y comáis el pan del país, reservaréis primero la ofrenda para Yahveh. (Números 15, 19)

  • Como primicias de vuestra molienda reservaréis como ofrenda una torta; la reservaréis igual que se hace en la era. (Números 15, 20)

  • Reservaréis a Yahveh una ofrenda de las primicias de vuestra molienda, por todas vuestras generaciones. (Números 15, 21)

  • «Hablarás a los levitas y les dirás: Cuando percibáis de los israelitas el diezmo que yo tomo de ellos y os doy en herencia, reservaréis de él la reserva de Yahveh: el diezmo del diezmo. (Números 18, 26)

  • Así también vosotros reservaréis previamente la reserva de Yahveh de todos los diezmos que percibáis de los israelitas. Se lo daréis como ofrenda reservada de Yahveh al sacerdote Aarón. (Números 18, 28)

  • De todos los dones que recibáis, reservaréis la reserva de Yahveh; separaréis la parte sagrada de todo lo mejor. (Números 18, 29)

  • Cuando os repartáis por sorteo esta tierra en heredad, reservaréis como ofrenda para Yahveh un recinto sagrado de la tierra, de una longitud de veinticinco mil codos por una anchura de veinte mil. Será sagrado en toda su extensión. (Ezequiel 45, 1)

  • Esta es la ofrenda que reservaréis: un sexto de arroba por cada carga de trigo y un sexto de arroba por cada carga de cebada. (Ezequiel 45, 13)

  • Limitando con Judá, desde el lado oriental hasta el lado occidental, estará la ofrenda sagrada que reservaréis, de veinticinco mil codos de ancha, y de larga como cada una de las otras partes desde el lado oriental hasta el lado occidental. Y en medio estará el santuario. (Ezequiel 48, 8)

  • La ofrenda sagrada que reservaréis para Yahveh tendrá veinticinco mil codos de longitud y diez mil de anchura. (Ezequiel 48, 9)


“Que Nossa Senhora nos obtenha o amor à cruz, aos sofrimentos e às dores.” São Padre Pio de Pietrelcina