Encontrados 79 resultados para: quedé
Mandó Saúl a decir a Jesé: «Te ruego que tu hijo David se quede a mi servicio, porque ha hallado gracia a mis ojos.» (I Samuel 16, 22)
daré a su hijo una tribu para que quede siempre a David mi siervo una lámpara en mi presencia, delante de mí en Jerusalén, la ciudad que me elegí para poner allí mi Nombre. (I Reyes 11, 36)
Me dijo, pues, el rey: «¿Por qué ese semblante tan triste? Tú, enfermo no estás. ¿Acaso tienes alguna preocupación en el corazón?» Yo quedé muy turbado, (Nehemías 2, 2)
Llegué a Jerusalén y me quedé allí tres días. (Nehemías 2, 11)
Ignoraba yo que arriba, en el muro, hubiera gorriones; me cayó excremento caliente sobre los ojos y me salieron manchas blancas. Fui a los médicos, para que me curasen; pero cuantos más remedios me aplicaban, menos veía a causa de las manchas, hasta que me quedé completamente ciego. Cuatro años estuve sin ver. Todos mis hermanos estaban afligidos; Ajikar, por su parte, proveyó a mi sustento durante dos años, hasta que se trasladó a Elimaida. (Tobías 2, 10)
¡Tierra, no cubras tú mi sangre, y no quede en secreto mi clamor! (Job 16, 18)
¿No está en sus propias manos su ventura, aunque el consejo de los malos quede lejos de Dios? (Job 21, 16)
Sin. Garda mi alma, líbrame, no quede confundido, cuando en ti me cobijo. (Salmos 25, 20)
Enmudecí, quedé en silencio y calma: mas al ver su dicha se enconó mi tormento. (Salmos 39, 3)
su recinto quede hecho un desierto, en sus tiendas no haya quien habite: (Salmos 69, 26)
Todo aquel que por deudas con los impuestos reales, o por cualquier otra deuda, se refugie en el Templo de Jerusalén o en su recinto, quede inmune, él y cuantos bienes posea en mi reino. (I Macabeos 10, 43)
Cuanto hemos decidido sobre vosotros, quede firme y sean vuestras las fortalezas que habéis construido. (I Macabeos 13, 38)