Encontrados 758 resultados para: purificación después del parto
pues dice la Escritura: Regocíjate estéril, la que no das hijos; rompe en gritos de júbilo, la que no conoces los dolores de parto, que más son los hijos de la abandonada que los de la casada. (Gálatas 4, 27)
Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes. (Efesios 6, 13)
Tengo cuanto necesito, y me sobra; nado en la abundancia después de haber recibido de Epafrodrito lo que me habéis enviado, suave aroma , sacrificio que Dios acepta con agrado. (Filipenses 4, 18)
sino que, después de haber padecido sufrimientos e injurias en Filipos, como sabéis, confiados en nuestro Dios, tuvimos la valentía de predicaros el Evangelio de Dios entre frequentes luchas. (I Tesalonicenses 2, 2)
Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor. (I Tesalonicenses 4, 17)
Cuando digan: «Paz y seguridad», entonces mismo, de repente, vendrá sobre ellos la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta; y no escaparán. (I Tesalonicenses 5, 3)
Primero se les someterá a prueba y después, si fuesen irreprensibles, serán diáconos. (I Timoteo 3, 10)
Los pecados de algunas personas son notorios aun antes de que sean investigados; en cambio los de otras, lo son solamente después. (I Timoteo 5, 24)
Al sectario, después de una y otra amonestación, rehúyele; (Tito 3, 10)
el cual, siendo resplandor de su gloria e impronta de su sustancia, y el que sostiene todo con su palabra poderosa, después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, (Hebreos 1, 3)
donde me provocaron vuestros padres y me pusieron a prueba, aun después de haber visto mis obras (Hebreos 3, 9)
Esta es la Alianza que pactaré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en su mente, en sus corazones las grabaré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. (Hebreos 8, 10)