Encontrados 2415 resultados para: pueblo de Judá

  • que es prenda de nuestra herencia, para redención del Pueblo de su posesión, para alabanza de su gloria. (Efesios 1, 14)

  • el cual se entregó por nosotros a fin de rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo que fuese suyo, fervoroso en buenas obras. (Tito 2, 14)

  • Por eso tuvo que asemejarse en todo a sus hermanos, para ser misericordioso y Sumo Sacerdote fiel en lo que toca a Dios, en orden a expiar los pecados del pueblo. (Hebreos 2, 17)

  • Por tanto es claro que queda un descanso sabático para el pueblo de Dios. (Hebreos 4, 9)

  • Y a causa de esa misma flaqueza debe ofrecer por los pecados propios igual que por los del pueblo. (Hebreos 5, 3)

  • Es cierto que los hijos de Leví que reciben el sacerdocio tienen orden según la Ley de percibir el diezmo del pueblo, es decir, de sus hermanos, aunque también proceden éstos de la estirpe de Abraham; (Hebreos 7, 5)

  • Pues bien, si la perfección estuviera en poder del sacerdocio levítico - pues sobre él descansa la Ley dada al pueblo -, ¿qué necesidad había ya de que surgiera otro sacerdote a semejanza de Melquisedec, y no «a semejanza de Aaron»? (Hebreos 7, 11)

  • Y es bien manifiesto que nuestro Señor procedía de Judá, y a esa tribu para nada se refirió Moisés al hablar del sacerdocio. (Hebreos 7, 14)

  • que no tiene necesidad de ofrecer sacrificios cada día, primero por sus pecados propios como aquellos Sumos Sacerdotes, luego por los del pueblo: y esto lo realizó de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. (Hebreos 7, 27)

  • Porque les dice en tono de reproche: He aquí que días vienen, dice el Señor, y concertaré con la casa de Israel y con la casa de Judá una nueva Alianza, (Hebreos 8, 8)

  • Esta es la Alianza que pactaré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en su mente, en sus corazones las grabaré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. (Hebreos 8, 10)

  • Pero en la segunda parte entra una vez al año, y solo, el Sumo Sacerdote, y no sin sangre que ofrecer por sí mismo y por los pecados del pueblo. (Hebreos 9, 7)


“O meu passado, Senhor, à Tua misericórdia. O meu Presente, ao Teu amor. O meu futuro, à Tua Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina