Encontrados 328 resultados para: profeta elías

  • Entonces fue dirigida la palabra de Yahveh a Elías tesbita diciendo: (I Reyes 21, 17)

  • Ajab dijo a Elías: «Has vuelto a encontrarme, enemigo mío.» Respondió: «Te he vuelto a encontrar porque te has vendido para hacer el mal a los ojos de Yahveh. (I Reyes 21, 20)

  • Fue dirigida la palabra de Yahveh a Elías tesbita diciendo: (I Reyes 21, 28)

  • Pero Josafat dijo: «No hay aquí otro profeta de Yahveh a quien podamos consultar?» (I Reyes 22, 7)

  • Pero el Angel de Yahveh dijo a Elías tesbita: «Levántate y sube al encuentro de los mensajeros del rey de Samaría y diles: ¿Acaso porque no hay Dios en Israel vais vosotros a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón? (II Reyes 1, 3)

  • Por eso, así habla Yahveh: Del lecho al que has subido no bajarás, porque de cierto morirás.» Y Elías se fue. (II Reyes 1, 4)

  • Le respondieron: «Era un hombre con manto de pelo y con una faja de piel ceñida a su cintura.» El dijo: «Es Elías tesbita.» (II Reyes 1, 8)

  • Respondió Elías y dijo al jefe de cincuenta: «Si soy hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te devore a ti y a tus cincuenta.» Bajó fuego del cielo que le devoró a él y a sus cincuenta. (II Reyes 1, 10)

  • Respondió Elías y le dijo: «Si soy hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te devore a ti y a tus cincuenta.» Bajó fuego del cielo que le devoró a él y a sus cincuenta. (II Reyes 1, 12)

  • Volvió a enviar un tercer jefe de cincuenta con sus cincuenta; llegó el tercer jefe de cincuenta, cayó de rodillas ante Elías y le suplicó diciendo: «Hombre de Dios, te ruego que mi vida y la vida de estos cincuenta tuyos sea preciosa a tus ojos. (II Reyes 1, 13)

  • El Angel de Yahveh dijo a Elías: «Baja con él y no temas ante él.» Se levantó y bajó con él donde el rey, (II Reyes 1, 15)

  • Murió según la palabra de Yahveh que Elías había dicho, y reinó en su lugar su hermano Joram, en el año segundo de Joram, hijo de Josafat, rey de Judá, porque él no tenía hijos. (II Reyes 1, 17)


“Rezai e continuai a rezar para não ficardes entorpecidos”. São Padre Pio de Pietrelcina