Encontrados 18 resultados para: olla

  • El pueblo se desparramaba para recogerlo; lo molian en la muela o lo majaban en el mortero; luego lo cocían en la olla y hacían con él tortas. Su sabor era parecido al de una torta de aceite. (Números 11, 8)

  • Gedeón se fue, preparó un cabrito y con una medida de harina hizo unas tortas ázimas; puso la carne en un canastillo y el caldo en una olla, y lo llevó bajo el terebinto. Cuando se acercaba, (Jueces 6, 19)

  • lo hincaba en el caldero o la olla, en la cacerola o el puchero, y todo lo que sacaba el tenedor, el sacerdote se lo quebada; y así hacían con todos los israelitas que iban allí, a Silo. (I Samuel 2, 14)

  • El dijo: «Traedme una olla nueva y poned sal en ella.» Y se la trajeron. (II Reyes 2, 20)

  • Cuando Eliseo se volvió a Guilgal había hambre en el país. La comunidad de los profetas estaba sentada ante él y dijo a su criado: «Toma la olla grande y pon a cocer potaje para los profetas.» (II Reyes 4, 38)

  • Uno de ellos salió al campo a recoger hierbas comestibles; encontró una viña silvestre y recogió una especie de calabazas silvestres hasta llenar su vestido; fue y las cortó en pedazos en la olla del potaje, pues no sabía lo que era. (II Reyes 4, 39)

  • Lo sirvieron después para que comieran los hombres y, cuando estaban comiendo, comenzaron a gritar diciendo: « ¡La muerte en la olla, hombre de Dios!» Y no pudieron comer. (II Reyes 4, 40)

  • El dijo: «Traedme harina», y la echó en la olla. Dijo: «Repartid entre la gente.» Comieron y no había nada malo en la olla. (II Reyes 4, 41)

  • Hace del abismo una olla borbotante, cambia el mar en pebetero. (Job 41, 23)

  • Porque como crepitar de zarzas bajo la olla, así es el reír del necio: y también esto es vanidad. (Eclesiastés 7, 6)

  • Dicen: "¡No es para pronto el construir casas! Ella es la olla y nosotros somos la carne." (Ezequiel 11, 3)

  • Por eso, así dice el Señor Yahveh: Las víctimas que habéis tirado en medio de ella son la carne, y ella es la olla; pero yo os haré salir de ella. (Ezequiel 11, 7)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina