Encontrados 621 resultados para: nuevo cielo

  • Pero Saúl envió de nuevo los emisarios para ver a David y les dijo: «Traédmelo en su lecho, para matarlo.» (I Samuel 19, 15)

  • Juró de nuevo Jonatán a David por el amor que le tenía, pues le amaba como a sí mismo. (I Samuel 20, 17)

  • David consultó de nuevo a Yahveh. Yahveh respondió: «Levántate, baja a Queilá porque he entregado a los filisteos en tus manos.» (I Samuel 23, 4)

  • Insistió de nuevo Abner diciendo a Asahel: «¡Apártate de mí! ¿Por qué he de derribarte en tierra? ¿Cómo podré alzar la vista ante tu hermano Joab?» (II Samuel 2, 22)

  • Reunió de nuevo David a todo lo mejor de Israel, 30.000 hombres. (II Samuel 6, 1)

  • Absalón se topó con los veteranos de David. Iba Absalón montado en un mulo y el mulo se metió bajo el ramaje de una gran encina. La cabeza de Absalón se trabó y quedó en la encina colgado entre el cielo y la tierra, mientras que el mulo que estaba debajo de él siguió adelante. (II Samuel 18, 9)

  • Insistió de nuevo Ajimaas, hijo de Sadoq, y dijo a Joab: «Pase lo que pase, yo también quiero correr tras el kusita.» Joab le dijo: «¿Para qué vas a correr, hijo mío? aunque vayas, por esta noticia no te van a dar albricias.» (II Samuel 18, 22)

  • Rispá, hija de Ayyá, tomó un sayal y se lo tendía sobre la roca desde el comienzo de la siega hasta que cayeron sobre ellos las lluvias del cielo; no dejaba que se pararan junto a ellos las aves del cielo por el día ni las bestias del campo por la noche. (II Samuel 21, 10)

  • Después de esto, hubo guerra de nuevo en Gob contra los filisteos; entonces Sibbekay, jusatita, mató a Saf, uno de los descendientes de Rafá. (II Samuel 21, 18)

  • Hubo guerra de nuevo en Gat y había allí un hombre de gran estatura que tenía seis dedos en cada mano y seis dedos en cada pie, veinticuatro dedos en total; también él descendía de Rafá. (II Samuel 21, 20)

  • Salomón se puso ante el altar de Yahveh en presencia de toda la asamblea de Israel; extendió sus manos al cielo (I Reyes 8, 22)

  • «Oye, pues, la plegaria de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar. Escucha tú desde el lugar de tu morada, desde el cielo, escucha y perdona. (I Reyes 8, 30)


“A mansidão reprime a ira.” São Padre Pio de Pietrelcina