Encontrados 43 resultados para: lágrimas

  • Se va en lágrimas mi alma por el tedio, sosténme conforme a tu palabra. (Salmos 119, 28)

  • Mis ojos destilan ríos de lágrimas, porque tu ley no se guarda. (Salmos 119, 136)

  • Los que siembran con lágrimas cosechan entre cánticos. (Salmos 126, 5)

  • En cuanto los hombres de Macabeo supieron que Lisias estaba sitiando las fortalezas, comenzaron a implorar al Señor con gemidos y lágrimas, junto con la multitud, que enviase un ángel bueno para salvar a Israel. (II Macabeos 11, 6)

  • Quien hiere el ojo hace correr las lágrimas, quien hiere el corazón descubre el sentimiento. (Eclesiástico 22, 19)

  • Las lágrimas de la viuda, ¿no bajan por su mejilla, y su clamor contra el que las provocó? (Eclesiástico 35, 15)

  • Hijo, por un muerto lágrimas derrama, como quien sufre cruelmente, entona la lamentación; según el ceremonial entierra su cadáver y no seas negligente con su sepultura. (Eclesiástico 38, 16)

  • Por eso voy a llorar como llora Yazer, viña de Sibmá. Te regaré con mis lágrimas, Jesbón y Elalé, porque sobre tu cosecha y sobre tu segada se ha extinguido el clamor, (Isaías 16, 9)

  • consumirá a la Muerte definitivamente. Enjugará el Señor Yahveh las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra, porque Yahveh ha hablado. (Isaías 25, 8)

  • Dijo: «¡Ah, Yahveh! Dígnate recordar que yo he andado en tu presencia con fidelidad y corazón perfecto haciendo lo recto a tus ojos.» Y Ezequías lloró con abundantes lágrimas. (Isaías 38, 3)

  • «Vete y di a Ezequías: Así habla Yahveh, Dios de tu padre David: He oído tu plegaria, he visto tus lágrimas y voy a curarte. Dentro de tres días subirás a la Casa de Yahveh. Añadiré quince años a tus días. (Isaías 38, 5)

  • ¡Quién convirtiera mi cabeza en llanto, mis ojos en manantial de lágrimas para llorar día y noche a los muertos de la hija de mi pueblo! (Jeremías 8, 23)


“Que Maria seja toda a razão da sua existência e o guie ao porto seguro da eterna salvação. Que Ela lhe sirva de doce modelo e inspiração na virtude da santa humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina