Encontrados 483 resultados para: horno de fuego

  • Por eso se llamó aquel lugar Taberá, porque había ardido contra ellos el fuego de Yahveh. (Números 11, 3)

  • Se lo han contado a los habitantes de este país. Estos se han enterado de que tú, Yahveh, estás en medio de este pueblo, y te das a ver cara a cara; de que tú, Yahveh, permaneces en tu Nube sobre ellos, y caminas delante de ellos de día en la columna de Nube, y por la noche en la columna de fuego. (Números 14, 14)

  • ponedles fuego y mañana les echaréis incienso ante Yahveh. Aquel a quien elija Yahveh, será el consagrado; ¡esto ya pasa de la raya, hijos de Leví!» (Números 16, 7)

  • Tomaron cada uno su incensario, le pusieron fuego, le echaron incienso y se presentaron a la entrada de la Tienda del Encuentro, lo mismo que Moisés y Aarón. (Números 16, 18)

  • Brotó fuego de Yahveh, que devoró a los 250 hombres que habían ofrecido el incienso. (Números 16, 35)

  • «Di a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que saque los incensarios de entre las cenizas y esparza el fuego a distancia, (Números 17, 2)

  • Dijo entonces Moisés a Aarón: «Toma el incensario, ponle fuego del que hay sobre el altar, echa incienso y vete rápidamente donde la comunidad a expiar por ellos. Porque ha salido ya la Cólera de la presencia de Yahveh y ha comenzado la Plaga.» (Números 17, 11)

  • Porque fuego ha salido de Jesbón, una llama de la ciudad de Sijón: ha devorado Ar Moab, ha tragado las alturas del Arnón. (Números 21, 28)

  • Su posteridad ha perecido, desde Jesbón hasta Dibón, y hemos dado fuego desde Nofaj hasta Mádaba. (Números 21, 30)

  • La tierra abrió su boca y los tragó a ellos y a Coré, cuando el fuego devoró a 250 hombres, para que sirvieran de escarmiento. (Números 26, 10)

  • Nadab y Abihú murieron al ofrecer fuego profano delante de Yahveh. (Números 26, 61)

  • Dieron fuego a todas las ciudades en que habitaban y a todos sus campamentos. (Números 31, 10)


“Todas as percepções humanas, de onde quer que venham, incluem o bem e o mal. É necessário saber determinar e assimilar todo o bem e oferecê-lo a Deus, e eliminar todo o mal.” São Padre Pio de Pietrelcina