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  • Hará raspar todo el interior de la casa; y echarán fuera de la ciudad, en un lugar inmundo, el polvo que hayan quitado. (Levítico 14, 41)

  • el sacerdote entrará de nuevo; y si comprueba que la mancha se ha extendido por la casa, hay un caso de lepra maligna en la casa, y ésta es impura. (Levítico 14, 44)

  • Quien se siente sobre un mueble donde se haya sentado cualquiera que padece flujo lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. (Levítico 15, 6)

  • Todo aparejo sobre el cual haya montado el que padece flujo será inmundo. (Levítico 15, 9)

  • Quien toque un objeto que haya estado debajo de él quedará impuro hasta la tarde. Y el que los lleve lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. (Levítico 15, 10)

  • Toda ropa y todo cuero sobre los cuales se haya derramado el semen serán lavados con agua y quedarán impuros hasta la tarde. (Levítico 15, 17)

  • Quien toque un mueble cualquiera sobre el que ella se haya sentado lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. (Levítico 15, 22)

  • Presentará el macho cabrío sobre el cual haya caído la suerte «para Yahveh» ofreciéndolo como sacrificio por el pecado. (Levítico 16, 9)

  • El macho cabrío sobre el cual haya caído la suerte «para Azazel», lo colocará vivo delante de Yahveh para hacer sobre él la expiación y echarlo al desierto, para Azazel. (Levítico 16, 10)

  • Si un hombre se acuesta maritalmente con una mujer que es una sierva perteneciente a otro, sin que haya sido rescatada ni liberada, será él castigado, pero no con pena de muerte, pues ella no era libre. (Levítico 19, 20)

  • Si uno toma por esposas a una mujer y a su madre, es un incesto. Serán quemados tanto él como ellas para que no haya tal incesto en medio de vosotros. (Levítico 20, 14)

  • El hombre o la mujer en que haya espíritu de nigromante o adivino, morirá sin remedio: los lapidarán. Caerá su sangre sobre ellos. (Levítico 20, 27)


Uma filha espiritual perguntou a Padre Pio: “O Senhor cura tantas pessoas, por que não cura esta sua filha espiritual?” Padre Pio respondeu-lhe em voz baixa: “E não nos oferecemos a Deus?” São Padre Pio de Pietrelcina