Encontrados 548 resultados para: gran tribulación
El se mantuvo firme y atacó a los filisteos hasta que se le crispó la mano y se lo quedéo pegada a la espada; aquel día obró Yahveh una gran victoria; el ejército volvió sobre sus pasos, pero sólo para apoderarse de los despojos. (II Samuel 23, 10)
Pero él se puso en medio de la pieza, la defendió y batió a los filisteos. Yahveh obró una gran victoria. (II Samuel 23, 12)
Mató también a un egipcio de gran estatura; tenía el egipcio una lanza en su mano, pero él bajó a su encuentro con un bastón, arrancó la lanza de la mano del egipcio y con su misma lanza le mató. (II Samuel 23, 21)
Después de haber hecho el censo del pueblo, le remordió a David el corazón y dijo David a Yahveh: «He cometido un gran pecado. Pero ahora, Yahveh, perdona, te ruego, la falta de tu siervo, pues he sido muy necio.» (II Samuel 24, 10)
Llegó Gad donde David y le anunció: «¿Qué quieres que te venga, tres años de gran hambre en tu país, tres meses de derrotas ante tus enemigos y que te persigan, o tres días de peste en tu tierra? Ahora piensa y mira qué debo responder al que me envía.» (II Samuel 24, 13)
Subió después todo el pueblo detrás de él; la gente tocaba las flautas y manifestaba tan gran alegría que la tierra se hendía con sus voces. (I Reyes 1, 40)
Salomón dijo: «Tú has tenido gran amor a tu siervo David mi padre, porque él ha caminado en tu presencia con fidelidad, con justicia y rectitud de corazón contigo. Tú le has conservado este gran amor y le has concedido que hoy se siente en su trono un hijo suyo. (I Reyes 3, 6)
porque oirá hablar de tu gran Nombre, de tu mano fuerte y de tu tenso brazo, y vendrá a orar a esta Casa, (I Reyes 8, 42)
Llegó a Jerusalén con gran número de camellos que traían aromas, gran cantidad de oro y piedras preciosas; llegada que fue donde Salomón, le dijo todo cuanto tenía en su corazón. (I Reyes 10, 2)
Dio al rey 120 talentos de oro, gran cantidad de aromas y piedras preciosas. Nunca llegaron aromas en tanta abundancia como los que la reina de Sabá dio al rey Salomón. (I Reyes 10, 10)
La flota de Jiram, la que transportó el oro de Ofir, trajo también madera de almugguim en gran cantidad, y piedras preciosas. (I Reyes 10, 11)
Hizo el rey un gran trono de marfil y lo revistió de oro finísimo. (I Reyes 10, 18)