Encontrados 165 resultados para: familia de Jesé

  • Los danitas enviaron a cinco hombres de su familia, hombres valientes de Sorá y Estaol, para recorrer el país y explorarlo. Y les dijeron: «Id a explorar esa tierra.» Llegaron a la montaña de Efraím cerca de la casa de Miká, y pasaron allí la noche. (Jueces 18, 2)

  • Tenía Noemí por parte de su marido un pariente de buena posición, de la familia de Elimélek, llamado Booz. (Rut 2, 1)

  • Fue ella y se puso a espigar en el campo detrás de los segadores, y quiso su suerte que fuera a dar en una parcela de Booz, el de la familia de Elimélek. (Rut 2, 3)

  • Las vecinas le pusieron un nombre diciendo: «Le ha nacido un hijo a Noemí» y le llamaron Obed. Es el padre de Jesé, padre de David. (Rut 4, 17)

  • Obed engendró a Jesé y Jesé engendró a David. (Rut 4, 22)

  • Subió el marido Elcaná con toda su familia, para ofrecer a Yahveh el sacrificio anual y cumplir su voto, (I Samuel 1, 21)

  • Saúl respondió: ¿No soy yo de Benjamín, la menor de las tribus de Israel? ¿No es mi familia la más pequeña de todas las de la tribu de Benjamín? ¿Cómo me dices estas cosas?» (I Samuel 9, 21)

  • Hizo que se acercara la tribu de Benjamín por familias y fue designada la familia de Matrí, y luego mandó acercarse a la familia de Matrí por inviduos y quedó finalmente Saúl, hijo de Quis, y le buscaron, pero no le encontraron. (I Samuel 10, 21)

  • Dijo Yahveh a Samuel: «¿Hasta cuándo vas a estar llorando por Saúl, después que yo le he rechazado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y vete. Voy a enviarte a Jesé, de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí.» (I Samuel 16, 1)

  • Invitarás a Jesé al sacrificio y yo te indicaré lo que tienes que hacer, y me ungirás a aquel que yo te diga.» (I Samuel 16, 3)

  • Samuel respondió: «Sí; he venido a sacrificar a Yahveh. Purificaos y venid conmigo al sacrificio.» Purificó a Jesé y a sus hijos y les invitó al sacrificio. (I Samuel 16, 5)

  • Llamó Jesé a Abinadab y le hizo pasar ante Samuel, que dijo: «Tampoco a éste ha elegido Yahveh.» (I Samuel 16, 8)


O maldito “eu” o mantém apegado à Terra e o impede de voar para Jesus. São Padre Pio de Pietrelcina