Encontrados 14 resultados para: existencia

  • ¿No son bien poco los días de mi existencia? Apártate de mí para gozar de un poco de consuelo, (Job 10, 20)

  • Y más radiante que el mediodía surgirá tu existencia, como la mañana será la oscuridad. (Job 11, 17)

  • «Oh sí, de unos palmos hiciste mis días, mi existencia cual nada es ante ti; sólo un soplo, todo hombre que se yergue, (Salmos 39, 6)

  • Recuerda, Señor, qué es la existencia, para qué poco creaste a los hijos de Adán. (Salmos 89, 48)

  • satura de bienes tu existencia, mientras tu juventud se renueva como el águila. (Salmos 103, 5)

  • Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y, al ver todo lo que hay en ellos, sepas que a partir de la nada lo hizo Dios y que también el género humano ha llegado así a la existencia. (II Macabeos 7, 28)

  • Vive la vida con la mujer que amas, todo el espacio de tu vana existencia que se te ha dado bajo el sol, ya que tal es tu parte en la vida y en las fatigas con que te afanas bajo el sol. (Eclesiastés 9, 9)

  • Por azar llegamos a la existencia y luego seremos como si nunca hubiéramos sido. Porque humo es el aliento de nuestra nariz y el pensamiento, una chispa del latido de nuestro corazón; (Sabiduría 2, 2)

  • Qué es la Sabiduría y cómo ha nacido lo voy a declarar; no os ocultaré los misterios, sino que seguiré sus huellas desde el comienzo de su existencia, pondré su conocimiento al descubierto y no me apartaré de la verdad. (Sabiduría 6, 22)

  • Pues no hay rey que haya tenido otro comienzo de su existencia; (Sabiduría 7, 5)

  • Piensa que la existencia es un juego de niños y la vida, un lucrativo mercado: «Es preciso ganar, dice, por todos los medios, aun malos.» (Sabiduría 15, 12)

  • El hombre habituado a palabras ultrajantes no se corregirá en toda su existencia. (Eclesiástico 23, 15)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina