Encontrados 139 resultados para: escucha

  • Pero ahora, voluptuosa, escucha esto, tú que te sientas en seguro y te dices en tu corazón: «¡Yo, y nadie más! No seré viuda, ni sabré lo que es carecer de hijos.» (Isaías 47, 8)

  • Escucha esto, casa de Jacob, los que lleváis el nombre de Israel, los que habéis salido de las aguas de Judá. Los que juráis por el nombre de Yahveh, los que invocáis al Dios de Israel, mas no según verdad y justicia. (Isaías 48, 1)

  • Por eso, escucha esto, pobrecilla, ebria, pero no de vino. (Isaías 51, 21)

  • Escucha, Señor, nuestra oración y nuestra súplica, líbranos por ti mismo, y haz que hallemos gracia a los ojos de los que nos deportaron, (Baruc 2, 14)

  • Mira, Señor, desde tu santa Casa y piensa en nosotros; inclina, Señor, tu oído y escucha; (Baruc 2, 16)

  • Escucha, Señor, ten piedad, porque hemos pecado ante ti. (Baruc 3, 2)

  • Señor omnipotente, Dios de Israel, escucha la oración los muertos de Israel, de los hijos de aquellos que pecaron contra ti: desoyeron ellos la voz del Señor su Dios, y por eso se han pegado a nosotros estos males. (Baruc 3, 4)

  • Escucha, Israel, los mandamientos de vida, tiende tu oído para conocer la prudencia. (Baruc 3, 9)

  • Me deshonráis delante de mi pueblo por unos puñados de cebada y unos pedazos de pan, haciendo morir a las almas que no deben morir y dejando vivir a las almas que no deben vivir, diciendo mentiras al pueblo que escucha la mentira. (Ezequiel 13, 19)

  • Pues bien, prostituta, escucha la palabra de Yahveh. (Ezequiel 16, 35)

  • Dirás al bosque del Négueb: Escucha la palabra de Yahveh. Así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo te prendo fuego, que devorará todo árbol verde y todo árbol seco; será una llama que no se apagará, y arderá todo, desde el Négueb hasta el Norte. (Ezequiel 21, 3)

  • El hombre me dijo: «Hijo de hombre, mira bien, escucha atentamente y presta atención a todo lo que te voy a mostrar, porque has sido traído aquí para que yo te lo muestre. Comunica a la casa de Israel todo lo que vas a ver.» (Ezequiel 40, 4)


“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina