Encontrados 13 resultados para: escrita
Yahveh no se avendrá a perdonarle. Porque la ira y el celo de Yahveh se encenderán contra ese hombre, toda la imprecación escrita en este libro caerá sobre él, y Yahveh borrará su nombre de debajo de los cielos. (Deuteronomio 29, 19)
Yahveh le separará de todas las tribus de Israel, para su desgracia, conforme a todas las imprecaciones de la alianza escrita en el libro de esta Ley. (Deuteronomio 29, 20)
Por eso se ha encendido la ira de Yahveh contra este país y ha traído sobre él toda la maldición escrita en este libro. (Deuteronomio 29, 26)
Está escrita en el Libro del Justo, para que sea enseñado el arco a los hijos de Judá. Dijo: (II Samuel 1, 18)
Llamó Ragüel a su hija Sarra, y cuando ella se presentó, la tomó de la mano y se la entregó a Tobías, diciendo: «Recíbela, pues se te da por mujer, según la ley y la sentencia escrita en el libro de Moisés. Tómala y llévala con bien a la casa de tu padre. Y que el Dios del Cielo os guíe en paz por el buen camino.» (Tobías 7, 12)
para aplicarles la sentencia escrita: ¡será un honor para todos sus amigos! (Salmos 149, 9)
Le creyeron, pero él prendió a sesenta de ellos y les hizo morir en un mismo día, según la palabra que estaba escrita: (I Macabeos 7, 16)
La carta escrita por Lisias a los judíos decía lo siguiente: «Lisias saluda a la población de los judíos. (II Macabeos 11, 16)
Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, latín y griego. (Juan 19, 20)
como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia, y los juicios contrapuestos de condenación o alabanza... (Romanos 2, 15)
Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: La muerte ha sido devorada en la victoria. (I Corintios 15, 54)
Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres. (II Corintios 3, 2)
