Encontrados 89 resultados para: entero

  • «Ellos, les dijo, confían en sus armas y en su audacia; pero nosotros tenemos nuestra confianza puesta en Dios Todopoderoso, que puede abatir con un gesto a los que vienen contra nosotros y al mundo entero.» (II Macabeos 8, 18)

  • Cuando Judas se enteró de la crueldad cometida con sus compatriotas, se lo anunció a sus hombres; (II Macabeos 12, 5)

  • Como lo que basta a inclinar una balanza, es el mundo entero en tu presencia, como la gota de rocío que a la mañana baja sobre la tierra. (Sabiduría 11, 22)

  • Estaba entonces el mundo entero iluminado de luz esplendorosa, y, sin traba alguna, se ocupaba en sus quehaceres; (Sabiduría 17, 20)

  • Llevaba en su vestido talar el mundo entero, grabados en cuatro hileras de piedras los nombres gloriosos de los Padres y tu majestad en la diadema de su cabeza. (Sabiduría 18, 24)

  • Con todo esto, el pueblo no se arrepintió, ni de sus pecados se apartaron, hasta que fueron deportados de la tierra y esparcidos por el mundo entero. (Eclesiástico 48, 15)

  • Así que, por Moab ulularé y por Moab entero gritaré; por los hombres de Quir Jeres suspiraré: (Jeremías 48, 31)

  • Kaf. Su pueblo entero gime buscando pan; dan sus tesoros a cambio de alimento, por recobrar la vida. «Mira, Yahveh, y contempla qué envilecida estoy.» (Lamentaciones 1, 11)

  • a oídos de las autoridades y de los hijos del rey, a oídos de los ancianos, a oídos del pueblo entero desde el menor al mayor, de todos los que habitaban en Babilonia, a orillas del río Sud. (Baruc 1, 4)

  • Jamás se hizo debajo del cielo entero nada semejante a lo que hizo él en Jerusalén, conforme está escrito en la Ley de Moisés, (Baruc 2, 2)

  • El descubrió el camino entero de la ciencia, y se lo enseñó a su siervo Jacob, y a Israel su amado. (Baruc 3, 37)

  • Como tú te alegraste cuando la heredad de la casa de Israel era una desolación, yo te trataré a ti de la misma manera. Serás una desolación, montaña de Seír, así como Edom entero, y se sabrá que yo soy Yahveh. (Ezequiel 35, 15)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina