Encontrados 95 resultados para: enfermedad de piel

  • el sacerdote las examinará; si comprueba que las manchas de la piel son de color blanco, se trata de un eccema que ha brotado en la piel; esta persona es pura. (Levítico 13, 39)

  • El sacerdote la examinará y si la hinchazón de la llaga en la parte calva es de color blanco rojizo, con aspecto de lepra en la piel, (Levítico 13, 43)

  • o en tejido o cobertor de lino o lana, o en una piel, o en cualquier objeto de cuero, (Levítico 13, 48)

  • si la mancha en el vestido o en la piel, o en el tejido o en el cobertor, o en cualquier objeto hecho de cuero, tiene color verdoso o rojizo, es llaga de lepra y debe ser mostrada al sacerdote. (Levítico 13, 49)

  • Al séptimo, el sacerdote examinará la mancha y si se ha extendido por el vestido, tejido, cobertor, piel o por un objeto de cuero, es un caso de lepra maligna y el objeto es impuro. (Levítico 13, 51)

  • Será quemada la vaca en su presencia, con su piel, su carne, su sangre e incluso sus excrementos. (Números 19, 5)

  • Yahveh apartará de ti toda enfermedad; no dejará caer sobre ti nunguna de esas malignas epidemias de Egipto que tú conoces, sino que se las enviará a todos los que te odian. (Deuteronomio 7, 15)

  • Después de estas cosas, el hijo de la dueña de la casa cayó enfermo, y la enfermedad fue tan recia que se quedó sin aliento. (I Reyes 17, 17)

  • Le respondieron: «Era un hombre con manto de pelo y con una faja de piel ceñida a su cintura.» El dijo: «Es Elías tesbita.» (II Reyes 1, 8)

  • Dijo el rey a Jazael: «Toma en tu mano un presente y vete al encuentro del hombre de Dios y consulta a Yahveh por su medio diciendo: ¿Sobreviviré a esta enfermedad?» (II Reyes 8, 8)

  • Fue Jazael a su encuentro llevando en su mano un presente de todo lo mejor de Damasco, la carga de cuarenta camellos; entró, se detuvo ante él y dijo: «Tu hijo Ben Hadad, rey de Aram, me ha enviado a ti para preguntarte: ¿Sobreviviré a esta enfermedad?» (II Reyes 8, 9)

  • Cuando Eliseo enfermó de la enfermedad de que murió, bajó donde él Joás, rey de Israel, y lloró sobre su rostro diciendo: «¡Padre mío, padre mío, carro y caballos de Israel!» (II Reyes 13, 14)


“Quando ofendemos a justiça de Deus, apelamos à Sua misericórdia. Mas se ofendemos a Sua misericórdia, a quem podemos apelar? Ofender o Pai que nos ama e insultar quem nos auxilia é um pecado pelo qual seremos severamente julgados.” São Padre Pio de Pietrelcina