Encontrados 592 resultados para: elección de la mejor parte

  • El sacerdote pondrá parte de la sangre en los cuernos del altar del incienso aromático ante Yahveh en la Tienda del Encuentro, y verterá toda la sangre del novillo al pie del altar de los holocaustos que se encuentra a la entrada de la Tienda del Encuentro. (Levítico 4, 7)

  • Luego, el sacerdote ungido llevará parte de la sangre del novillo a la Tienda del Encuentro; (Levítico 4, 16)

  • Pondrá parte de la sangre en los cuernos del altar que se halla ante Yahveh en la Tienda del Encuentro, y derramará el resto de la sangre al pie del altar de los holocaustos, situado a la entrada de la Tienda del Encuentro. (Levítico 4, 18)

  • El sacerdote hará expíación por él, a causa del pecado que cometió en cualquiera de aquellos casos, y se le perdonará. El sacerdote tendrá su parte como en la oblación. (Levítico 5, 13)

  • Todo cuanto toque esta carne quedará consagrado y, si su sangre salpica los vestidos, lavarás en lugar santo la parte salpicada. (Levítico 6, 20)

  • Colocó también la tiara sobre su cabeza y puso en su parte delantera la lámina de oro, la diadema santa, como Yahveh había mandado a Moisés. (Levítico 8, 9)

  • Aarón por su parte meció los pechos y la pierna derecha como ofrenda mecida ante Yahveh conforme Moisés había mandado. (Levítico 9, 21)

  • Si se le cae el pelo de la parte delantera de la cabeza, es calvo por delante, pero es puro. (Levítico 13, 41)

  • El sacerdote la examinará y si la hinchazón de la llaga en la parte calva es de color blanco rojizo, con aspecto de lepra en la piel, (Levítico 13, 43)

  • Pero si el sacerdote ve que la parte manchada, después de lavada, ha perdido color, la rasgará del vestido, del cuero, del tejido o del cobertor. (Levítico 13, 56)

  • Y, tomando del cuartillo de aceite, el sacerdote echará parte de él sobre la palma de su mano izquierda. (Levítico 14, 15)

  • Luego derramará parte del aceite sobre la palma de su mano izquierda; (Levítico 14, 26)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina