Encontrados 362 resultados para: ejército filisteo

  • Joab, hijo de Sarvia, era jefe del ejército, y Josafat, hijo de Ajilub, era el heraldo. (II Samuel 8, 16)

  • Puso el resto del ejército al mando de su hermano Abisay y lo ordenó en batalla frente a los ammonitas. (II Samuel 10, 10)

  • Y avanzó Joab con su ejército para luchar contra los arameos, que huyeron ante él. (II Samuel 10, 13)

  • Hadadézer mandó venir a los arameos del otro lado del Río. Y llegaron a Jelam, viniendo a su cabeza Sobak, jefe del ejército de Hadadézer. (II Samuel 10, 16)

  • Huyeron los arameos ante Israel y David abatió a los arameos setecientos carros y 40.000 de carro. Hirió también a Sobak, jefe de su ejército, que murió allí mismo. (II Samuel 10, 18)

  • Llegó Urías donde él y David le preguntó por Joab, y por el ejército y por la marcha de la guerra. (II Samuel 11, 7)

  • Los hombres de la ciudad hicieron una salida y atacaron a Joab; cayeron algunos del ejército de entre los veteranos de David; y murió también Urías el hitita. (II Samuel 11, 17)

  • Ahora, pues, reúne el resto del ejército, acampa contra la ciudad y tómala, para que no sea yo quien la conquiste y no le dé mi nombre.» (II Samuel 12, 28)

  • Reunió David todo el ejército y partió para Rabbá, la atacó y la conquistó. (II Samuel 12, 29)

  • A la gente que había en ella la hizo salir y la puso a trabajar en las sierras, en los trillos de dientes de hierro, en las hachas de hierro y los empleó en los hornos de ladrillo. Lo mismo hizo con todas la ciudades de los ammonitas. Luego David regresó con todo el ejército a Jerusalén. (II Samuel 12, 31)

  • Absalón había puesto a Amasá al frente del ejército, en lugar de Joab. Amasá era hijo de un hombre llamado Yitrá el ismaelita, que se había unido con Abigaíl, hija de Jesé, hermana de Sarvia, madre de Joab. (II Samuel 17, 25)

  • David pasó revista al ejército que estaba con él y puso a su cabeza jefes de millar y de cien. (II Samuel 18, 1)


“Caminhe com alegria e com o coração o mais sincero e aberto que puder. E quando não conseguir manter esta santa alegria, ao menos não perca nunca o valor e a confiança em Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina