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Tomó luego el sebo: el rabo, todo el sebo que cubre las entrañas, el que queda junto al hígado, los dos riñones con su sebo y la pierna derecha. (Levítico 8, 25)
Sacó del canastillo de los ázimos que estaba ante Yahveh un pan ázimo, una torta de pan amasada con aceite y otra torta untada, y las puso sobre el sebo y sobre la pierna derecha. (Levítico 8, 26)
Aarón por su parte meció los pechos y la pierna derecha como ofrenda mecida ante Yahveh conforme Moisés había mandado. (Levítico 9, 21)
Después el sacerdote tomará sangre de la víctima de reparación y mojará el lóbulo de la oreja derecha del que se está purificando, el pulgar de su mano derecha y el de su pie derecho. (Levítico 14, 14)
Después untará un dedo de su mano derecha en el aceite que tiene en la palma de su mano izquierda, y con su dedo hará siete aspersiones de aceite delante de Yahveh. (Levítico 14, 16)
Con el aceite restante que tiene en su mano el sacerdote untará el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, el pulgar de su mano derecha y el de su pie derecho sobre la sangre de la víctima de reparación. (Levítico 14, 17)
Después de haber inmolado el cordero del sacrificio de reparación, el sacerdote tomará sangre de la víctima de reparación y mojará el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, el pulgar de su mano derecha y el de su pie derecho. (Levítico 14, 25)
con un dedo de su mano derecha hará ante Yahveh siete aspersiones con el aceite que tiene en la palma de la mano izquierda, (Levítico 14, 27)
untará con el aceite que tiene en su mano el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, el pulgar de su mano derecha y el de su pie derecho, en el lugar donde puso la sangre de la víctima de reparación. (Levítico 14, 28)
Su carne será para ti, así como el pecho del rito del mecimiento y la pierna derecha. (Números 18, 18)
Déjanos, por favor, pasar por tu tierra. No cruzaremos por campo ni por viñedo, ni beberemos agua de pozo. Seguiremos el camino real, sin torcer ni a la derecha ni a la izquierda hasta que crucemos tus fronteras.» (Números 20, 17)
Volvió el Angel de Yahveh a cambiar de sitio, y se puso en un paso estrecho, donde no había espacio para apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. (Números 22, 26)