Encontrados 28 resultados para: comió

  • Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió. (Génesis 3, 6)

  • Jacob dio a Esaú pan y el guiso de lentejas, y éste comió y bebió, se levantó y se fue. Así desdeñó Esaú la primogenitura. (Génesis 25, 34)

  • Dijo entonces: «acércamelo, que coma de la caza, hijo, para que te bendiga mi alma.» Acercóle, y comió; le trajo también vino, y bebió. (Génesis 27, 25)

  • ¿No hemos sido consideradas como extrañas para él, puesto que nos vendió y, por comerse, incluso se comió nuestra plata? (Génesis 31, 15)

  • Estas invitaron al pueblo a los sacrificios de sus dioses, y el pueblo comió y se postró ante sus dioses. (Números 25, 2)

  • A la hora de la comida, Booz le dijo: «Acércate aquí, puedes comer pan y mojar tu bocado en el vinagre.» Ella se sentó junto a los segadores, y él le ofreció un puñado de grano tostado. Comió ella hasta saciarse y aun le sobró. (Rut 2, 14)

  • Booz comió y bebió y su corazón se puso alegre. Entonces fue a acostarse junto al montón de cebada. Vino ella sigilosamente, descubrió un sitio a sus pies y se acostó. (Rut 3, 7)

  • Ella dijo: «Que tu sierva halle gracia a tus ojos.» Se fue la mujer por su camino, comió y no pareció ya la misma. (I Samuel 1, 18)

  • Tomó el cocinero la pierna y el rabo poniéndolos delante de Saúl. Y dijo: «Aquí tienes, ante ti, lo que se guardó. Come...» Aquel día Saúl comió con Samuel. (I Samuel 9, 24)

  • Se levantó Jonatán de la mesa ardiendo en ira y no comió el segundo día del novilunio, pues estaba afligido por David, porque su padre le había injuriado. (I Samuel 20, 34)

  • Encontraron en el campo a un egipcio y lo llevaron a David. Le dieron pan, que él comió, y agua para beber. (I Samuel 30, 11)

  • David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de vestidos. Fue luego a la casa de Yahveh y se postró. Se volvió a su casa, pidió que le trajesen de comer y comió. (II Samuel 12, 20)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina