Encontrados 2681 resultados para: ciudad del Señor

  • Salieron de la ciudad, y no bien se habían alejado, cuando José dijo a su mayordomo: «Levántate y persigue a esos hombres, les das alcance y les dices: ¿Por qué habéis pagado mal por bien? (Génesis 44, 4)

  • ¡Se trata nada menos que de lo que utiliza mi señor para beber, y también para sus adivinaciones! ¡Qué mal habéis obrado!» (Génesis 44, 5)

  • Ellos le dijeron: «¿Por qué habla mi señor de ese modo? ¡Lejos de tus siervos hacer semejante cosa! (Génesis 44, 7)

  • De modo que te hemos devuelto desde Canaán la plata que encontramos en la boca de nuestras talegas, ¿e íbamos a robar ahora de casa de nuestro señor plata ni oro? (Génesis 44, 8)

  • Aquel de tus siervos a quien se le encuentre, que muera; y también los demás nos haremos esclavos del señor.» (Génesis 44, 9)

  • Entonces rasgaron ellos sus túnicas, y cargando cada cual su burro regresaron a la ciudad. (Génesis 44, 13)

  • Judá dijo: «¿Qué vamos a decir al señor, qué vamos a hablar, qué excusa vamos a dar? Dios ha hallado culpables a sus siervos, y henos aquí como esclavos de nuestro señor, tanto nosotros como aquel en cuyo poder ha aparecido la copa.» (Génesis 44, 16)

  • Entonces se le acercó Judá y le dijo: «Con permiso, señor, tu siervo va a pronunciar una palabra a los oídos de mi señor, y que no se encienda tu ira contra tu siervo, pues tú eres como el mismo Faraón. (Génesis 44, 18)

  • Mi señor preguntó a sus siervos: "¿Tenéis padre o algún hermano?" (Génesis 44, 19)

  • Y nosotros dijimos a mi señor: «"Sí, tenemos padre anciano, y un hijo pequeño de su ancianidad. Otro hermano de éste murió; sólo le ha quedado éste de su madre, y su padre le quiere." (Génesis 44, 20)

  • Y dijimos a mi señor: "Imposible que el muchacho deje a su padre, pues si le dejara, éste moriría." (Génesis 44, 22)

  • Así pues, cuando subimos nosotros a mi padre, tu siervo, le expusimos las palabras de mi señor. (Génesis 44, 24)


“A prática das bem-aventuranças não requer atos de heroísmo, mas a aceitação simples e humilde das várias provações pelas quais a pessoa passa.” São Padre Pio de Pietrelcina