Encontrados 77 resultados para: buen

  • Una parte del ejército real se desplegó por las alturas de los montes, mientras algunos lo hicieron por el llano; y avanzaban con seguridad y buen orden. (I Macabeos 6, 40)

  • Se han creado un Consejo, donde cada día 320 consejeros deliberan constantemente en favor del pueblo para mantenerlo en buen orden. (I Macabeos 8, 15)

  • Por ello, llevando tirsos, ramas hermosas y palmas, entonaban himnos hacia Aquél que había llevado a buen término la purificación de su lugar. (II Macabeos 10, 7)

  • Al acabar la plegaria, tomaron las armas y avanzaron un buen trecho fuera de la ciudad; cuando estaban cerca de sus enemigos, se detuvieron. (II Macabeos 10, 27)

  • Judas dispuso en lugares estratégicos hombres armados, preparados para el caso de que se produjera alguna repentina traición de parte enemiga. Tuvieron la entrevista en buen acuerdo. (II Macabeos 14, 22)

  • Razías, uno de los ancianos de Jerusalén, fue denunciado a Nicanor. Era hombre amante de sus conciudadanos, muy bien considerado, llamado por su buen corazón «Padre de los judíos», (II Macabeos 14, 37)

  • Donde no hay buen gobierno, el pueblo se hunde; abundancia de consejeros, trae salvación. (Proverbios 11, 14)

  • Más vale buen nombre que muchas riquezas, y mejor es favor que plata y oro. (Proverbios 22, 1)

  • No mires el vino: ¡Qué buen color tiene! ¡cómo brinca en la copa! ¡qué bien entra! (Proverbios 23, 31)

  • Anda, come con alegría tu pan y bebe de buen grado tu vino, que Dios está ya contento con tus obras. (Eclesiastés 9, 7)

  • Alégrate, mozo, en tu juventud, ten buen humor en tus años mozos, Vete por donde te lleve el corazón y a gusto de tus ojos; pero a sabiendas de que por todo ello te emplazará Dios a juicio. (Eclesiastés 11, 9)

  • Era yo un muchacho de buen natural, me cupo en suerte un alma buena, (Sabiduría 8, 19)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina