Encontrados 118 resultados para: batalla espiritual

  • No porque no pudieses en batalla campal entregar a los impíos en manos de los justos, o aniquilarlos de una vez con feroces fieras o con una palabra inexorable, (Sabiduría 12, 9)

  • He escuchado atentamente: no hablan a derechas. Nadie deplora su maldad diciendo: «¿Qué he hecho?» Todos se extravían, cada cual en su carrera, cual caballo que irrumpe en la batalla. (Jeremías 8, 6)

  • Ordenad escudo y pavés, y avanzad a la batalla. (Jeremías 46, 3)

  • Y oí el ruido de sus alas, como un ruido de muchas aguas, como la voz de Sadday; cuando marchaban, era un ruido atronador, como ruido de batalla; cuando se paraban, replegaban sus alas. (Ezequiel 1, 24)

  • tumulto de guerra se alzará en tu pueblo, y todas tus fortalezas serán devastadas, como Salmán devastó a Bet Arbel el día de la batalla, cuando la madre fue estrellada sobre sus hijos. (Oseas 10, 14)

  • Como estrépito de carros, por las cimas de los montes saltan, como el crepitar de la llama de fuego que devora hojarasca; ¡como un pueblo poderoso en orden de batalla! (Joel 2, 5)

  • Yo reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén. Será tomada la ciudad, las casas serán saqueadas y violadas las mujeres. La mitad de la ciudad partirá al cautiverio, pero el Resto del pueblo no será extirpado de la ciudad. (Zacarías 14, 2)

  • Saldrá entonces Yahveh y combatirá contra esas naciones como el día en que él combate, el día de la batalla. (Zacarías 14, 3)

  • pues ansío veros, a fin de comunicaros algún don espiritual que os fortalezca, (Romanos 1, 11)

  • Sabemos, en efecto, que la ley es espiritual, mas yo soy de carne, vendido al poder del pecado. (Romanos 7, 14)

  • Efectivamente, los que viven según la carne, desean lo carnal; mas los que viven según el espíritu, lo espiritual. (Romanos 8, 5)

  • Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual. (Romanos 12, 1)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina