Encontrados 5489 resultados para: alimento para el alma

  • La Gran Ciudad se abrió en tres partes, y las ciudades de las naciones se desplomaron; y Dios se acordó de la Gran Babilonia para darle la copa del vino del furor de su cólera. (Apocalipsis 16, 19)

  • Y los frutos en sazón que codiciaba tu alma, se han alejado de ti; y toda magnificencia y esplendor se han terminado para ti, y nunca jamás aparecerán. (Apocalipsis 18, 14)

  • Entonces me postré a sus pies para adorarle, pero él me dice: «No, cuidado; yo soy un siervo como tú y como tus hermanos que mantienen el testimonio de Jesús. A Dios tienes que adorar.» El testimonio de Jesús es el espíritu de profecía. (Apocalipsis 19, 10)

  • De su boca sale una espada afilada para herir con ella a los paganos; él los regirá con cetro de hierro; él pisa el lagar del vino de la furiosa cólera de Dios, el Todopoderoso. (Apocalipsis 19, 15)

  • Luego vi a un Angel de pie sobre el sol que gritaba con fuerte voz a todas las aves que volaban por lo alto del cielo: «Venid, reuníos para el gran banquete de Dios, (Apocalipsis 19, 17)

  • para que comáis carne de reyes, carne de tribunos y carne de valientes, carne de caballos y de sus jinetes, y carne de toda clase de gente, libres y esclavos, pequeños y grandes.» (Apocalipsis 19, 18)

  • Vi entonces a la Bestia y a los reyes de la tierra con sus ejércitos reunidos para entablar combate contra el que iba montado en el caballo y contra su ejército. (Apocalipsis 19, 19)

  • Lo arrojó al Abismo, lo encerró y puso encima los sellos, para que no seduzca más a las naciones hasta que se cumplan los mil años. Después tiene que ser soltado por poco tiempo. (Apocalipsis 20, 3)

  • y saldrá a seducir a las naciones de los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, y a reunirlos para la guerra, numerosos como la arena del mar. (Apocalipsis 20, 8)

  • Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo. (Apocalipsis 21, 2)

  • Esta será la herencia del vencedor: yo seré Dios para él, y él será hijo para mi. (Apocalipsis 21, 7)

  • El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muralla. (Apocalipsis 21, 15)


“Cuide de estar sempre em estado de graça.” São Padre Pio de Pietrelcina