Encontrados 765 resultados para: Reino de los Cielos

  • Murió Saúl, y reinó en su lugar Baal Janán hijo de Akbor. (Génesis 36, 38)

  • Murió Baal Janán hijo de Akbor, y reinó en su lugar Hadad; el nombre de su ciudad era Pau, y el nombre de su mujer, Mehetabel, hija de Matred, hija de Mezahab. (Génesis 36, 39)

  • por el Dios de tu padre, pues él te ayudará, el Dios Sadday, pues él te bendecirá con bendiciones de los cielos desde arriba, bendiciones del abismo que yace abajo, bendiciones de los pechos y del seno, (Génesis 49, 25)

  • Yahveh dijo Moisés: «Escribe esto en un libro para que sirva de recuerdo, y haz saber a Josué que yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo de los cielos.» (Exodo 17, 14)

  • seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa." Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.» (Exodo 19, 6)

  • No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. (Exodo 20, 4)

  • Será entre yo y los israelitas una señal perpetua; pues en seis días hizo Yahveh los cielos y la tierra, y el día séptimo descansó y tomó respiro. (Exodo 31, 17)

  • Moisés dio a los hijos de Gad, a los hijos de Rubén y a la media tribu de Manasés, hijo de José, el reino de Sijón, rey de los amorreos, y el reino de Og, rey de Basán; el país con las ciudades comprendidas en sus fronteras y las ciudades colindantes. (Números 32, 33)

  • Nos apoderamos entonces de todas sus ciudades; no hubo ciudad que no les tomáramos: sesenta ciudades, toda la confederación de Argob, reino de Og en Basán, (Deuteronomio 3, 4)

  • todas las ciudades de la Altiplanicie, todo Galaad y todo Basán hasta Salká y Edreí, ciudades del reino de Og en Basán. (Deuteronomio 3, 10)

  • A la media tribu de Manasés le di el resto de Galaad y todo Basán, reino de Og: toda la confederación de Argob. (A todo este Basán es a lo que se llama el país de los refaítas.) (Deuteronomio 3, 13)

  • «Yahveh, Señor mío, tú has comenzado a manifestar a tu siervo tu grandeza y tu mano fuerte; pues ¿qué Dios hay, en los cielos ni en la tierra, que pueda hacer obras y proezas como las tuyas? (Deuteronomio 3, 24)


“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina