Encontrados 425 resultados para: Primer Libro de Samuel

  • El año veintisiete, el día uno del primer mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos: (Ezequiel 29, 17)

  • El año undécimo, el día siete del primer mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos: (Ezequiel 30, 20)

  • El año duodécimo, el quince del primer mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos: (Ezequiel 32, 17)

  • Sus lonjas eran tres por cada lado; sus pilastras y vestíbulos tenían las mismas dinensiones que los del primer pórtico: cincuenta codos de largo y veinticinco de ancho. (Ezequiel 40, 21)

  • Así dice el Señor Yahveh: El primer mes, el día uno del mes, tomarás un novillo sin defecto, para quitar el pecado del santuario. (Ezequiel 45, 18)

  • El día catorce del primer mes será para vosotros la fiesta de la Pascua. Durante siete días se comerá el pan sin levadura. (Ezequiel 45, 21)

  • El macho cabrío velludo es el rey de Yaván; el cuerno grande entre sus ojos, es el primer rey. (Daniel 8, 21)

  • El día veinticuatro del primer mes, estando a orillas del río grande, el Tigris, (Daniel 10, 4)

  • Luego me dijo: «No temas, Daniel, porque desde el primer día en que tú intentaste de corazón comprender y te humillaste delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras, y precisamente debido a tus palabras he venido yo. (Daniel 10, 12)

  • Pero voy a revelarte lo que está consignado en el Libro de la Verdad. Nadie me presta ayuda para esto, excepto Miguel, vuestro Príncipe, (Daniel 10, 21)

  • «En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo. Será aquél un tiempo de angustia como no habrá habido hasta entonces otro desde que existen las naciones. En aquel tiempo se salvará tu pueblo: todos los que se encuentren inscritos en el Libro. (Daniel 12, 1)

  • «Y tú, Daniel, guarda en secreto estas palabras y sella el libro hasta el tiempo del Fin. Muchos andarán errantes acá y allá, y la iniquidad aumentará.» (Daniel 12, 4)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina