Encontrados 55 resultados para: Plazas

  • En sus calles se han ceñido sayal, sobre sus azoteas y en sus plazas todo el mundo ulula, baja llorando. (Isaías 15, 3)

  • Avisad en Judá y que se oiga en Jerusalén. Tañed el cuerno por el país, pregonad a voz en grito: ¡Juntaos, vamos a las plazas fuertes! (Jeremías 4, 5)

  • Recorred las calles de Jerusalén, mirad bien y enteraos; buscad por sus plazas, a ver si topáis con alguno que practique la justicia, que busque la verdad, y yo la perdonaría. (Jeremías 5, 1)

  • Comerá tu mies y tu pan, comerá a tus hijos e hijas, comerá tus ovejas y vacas, comerá tus viñas e higueras; con la espada destruirá tus plazas fuertes en que confías. (Jeremías 5, 17)

  • - «¿Por qué nos quedamos tranquilos? ¡Juntaos, vamos a las plazas fuertes para enmudecer allí, pues Yahveh nuestro Dios nos hace morir y nos propina agua envenenada, porque hemos pecado contra Yahveh! (Jeremías 8, 14)

  • «La muerte ha trepado por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, barriendo de la calle al chiquillo, a los mozos de las plazas. (Jeremías 9, 20)

  • mientras las fuerzas del rey de Babilonia atacaban a Jerusalén y a todas las ciudades de Judá que quedaban: a Lakís y Azecá, pues estas dos plazas fuertes habían quedado de todas las ciudades de Judá. (Jeremías 34, 7)

  • Tomadas fueron las plazas, y las fortalezas ocupadas. (Vendrá a ser el corazón de los valientes de Moab en aquel día como corazón de mujer en parto.) (Jeremías 48, 41)

  • En verdad, caerán sus jóvenes escogidos en sus plazas, y todos los guerreros perecerán aquel día - oráculo de Yahveh Sebaot -. (Jeremías 49, 26)

  • En verdad, caerán sus mancebos escogidos en sus plazas, y todos sus guerreros perecerán aquel día - oráculo de Yahveh -. (Jeremías 50, 30)

  • Kaf. Se agotan de lágrimas mis ojos, las entrañas me hierven, mi hígado por tierra se derrama, por el desastre de la hija de mi pueblo, mientras desfallecen niños y lactantes en las plazas de la ciudad. (Lamentaciones 2, 11)

  • Lámed. Dicen ellos a sus madres: «¿Dónde hay pan?», mientras caen desfallecidos, como víctimas, en las plazas de la ciudad, mientras exhalan el espíritu en el regazo de sus madres. (Lamentaciones 2, 12)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina