Encontrados 1028 resultados para: Palacio de David
Por tanto, así dice Yahveh a propósito de Yoyaquim, rey de Judá: No tendrá quien le suceda en el trono de David y su propio cadáver yacerá tirado, expuesto al calor del día y al frío de la noche. (Jeremías 36, 30)
Toma en tus manos piedras grandes, y las hundes en el cemento de la terraza que hay a la entrada del palacio de Faraón en Tafnis, a vista de los judíos, (Jeremías 43, 9)
De modo que es mucho mejor ser un rey que ostenda su poder, o un utensilio provechoso en una casa, del cual se sirve su dueño, que no estos falsos dioses; o una puerta en una casa, que guarda cuanto hay dentro de ella, que no estos falsos dioses; o bien un poste de madera en un palacio, que no estos falsos dioses. (Baruc 6, 58)
Yo suscitaré para ponérselo al frente un solo pastor que las apacentará, mi siervo David: él las apacentará y será su pastor. (Ezequiel 34, 23)
Yo, Yahveh, seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellos. Yo, Yahveh, he hablado. (Ezequiel 34, 24)
Mi siervo David reinará sobre ellos, y será para todos ellos el único pastor; obedecerán mis normas, observarán mis preceptos y los pondrán en práctica. (Ezequiel 37, 24)
Habitarán en la tierra que yo di a mi siervo Jacob, donde habitaron vuestros padres. Allí habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos, para siempre, y mi siervo David será su príncipe eternamente. (Ezequiel 37, 25)
Yo, Nabucodonosor, estaba tranquilo en mi casa, y satisfecho en mi palacio. (Daniel 4, 1)
Doce meses después, paseándose por la terraza del palacio real de Babilonia, (Daniel 4, 26)
De pronto aparecieron los dedos de una mano humana que se pusieron a escribir, detrás del candelabro, en la cal de la pared del palacio real, y el rey vio la palma de la mano que escribía. (Daniel 5, 5)
Después el rey volvió a su palacio y pasó la noche en ayuno; no dejó que le trajeran concubinas y el sueño huyó de él. (Daniel 6, 19)
Después volverán los hijos de Israel; buscarán a Yahveh su Dios y a David, su rey, y acudirán con temor a Yahveh y a sus bienes en los días venidores. (Oseas 3, 5)