Encontrados 1516 resultados para: Padre Nuestro

  • Vosotras sabéis que he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas; (Génesis 31, 6)

  • pero vuestro padre ha trapaceado conmigo y ha cambiado mi retribución una docena de veces, si bien Dios no le ha dejado perjudicarme. (Génesis 31, 7)

  • De esta suerte Dios ha quitado el ganado a vuestro padre y me lo ha dado a mí. (Génesis 31, 9)

  • Respondieron Raquel y Lía y le dijeron: «¿Es que tenemos aún parte o herencia en la casa de nuestro padre? (Génesis 31, 14)

  • Así que toda la riqueza que ha quitado Dios a nuestro padre nuestra es y de nuestros hijos. Con que todo lo que te ha dicho Dios, hazlo.» (Génesis 31, 16)

  • y se llevó todo su ganado y toda la hacienda que había adquirido, el ganado de su propiedad, que había adquirido en Paddán Aram, para irse a donde su padre Isaac a Canaán. (Génesis 31, 18)

  • Como Labán había ido a esquilar sus ovejas, Raquel robó los ídolos familiares que tenía su padre, (Génesis 31, 19)

  • Hay poder en mi mano para hacerte mal: pero el Dios de tu padre me dijo ayer noche: "Guárdate de hablar a Jacob absolutamente nada, ni bueno ni malo." (Génesis 31, 29)

  • Ella dijo a su padre: «No le dé enojo a mi señor de que no pueda levantarme en tu presencia, porque estoy con las reglas.» El siguió rebuscando por toda la tienda sin dar con los ídolos. (Génesis 31, 35)

  • Si el Dios de mi Padre, el Dios de Abraham y el Padrino de Isaac no hubiese estado por mí, a fe que ahora me despacharas de vacío. Mi cuita y la fatiga de mis manos las ha visto Dios y ha dado su fallo ayer noche.» (Génesis 31, 42)

  • El Dios de Abraham y el Dios de Najor juzguen entre nosotros.» Y Jacob juró por el Padrino de su padre Isaac. (Génesis 31, 53)

  • Y dijo Jacob: «¡Oh Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Yahveh, que me dijiste: "Vuelve a tu tierra y a tu patria, que yo seré bueno contigo", (Génesis 32, 10)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina