Encontrados 19 resultados para: Lanzas

  • por la mañana temprano, en cuanto salga el sol, te levantas y te lanzas contra la ciudad. Cuando Gaal salga a tu encuentro con su gente, harás con él lo que te venga a mano.» (Jueces 9, 33)

  • No había herreros en todo el territorio de Israel, porque los filisteos se decían: «Que no hagan los hebreos espadas ni lanzas.» (I Samuel 13, 19)

  • El sacerdote dio a los jefes de cien las lanzas y escudos del rey David que estaban en la Casa de Yahveh. (II Reyes 11, 10)

  • En todas estas ciudades había escudos y lanzas, y las hizo sumamente fuertes. Estaban por él Judá y Benjamín. (II Crónicas 11, 12)

  • El sacerdote Yehoyadá entregó a los jefes de cien las lanzas y los escudos, grandes y pequeños, del rey David, que se hallaban en la Casa de Dios, (II Crónicas 23, 9)

  • Ozías proporcionó a todo aquel ejército en cada una de sus campañas escudos y lanzas, yelmos y corazas, arcos y hondas, para tirar piedras. (II Crónicas 26, 14)

  • Se apostó, pues, el pueblo en los puntos más bajos, detrás de la muralla y en los lugares descubiertos, y coloqué a la gente por familias, cada uno con sus espadas, sus lanzas y sus arcos. (Nehemías 4, 7)

  • Pero desde aquel día, sólo la mitad de mis hombres tomaban parte en el trabajo; la otra mitad, provistos de lanzas, escudos, arcos y corazas, se mantenía detrás de toda la casa de Judá (Nehemías 4, 10)

  • Alcanzó a Arfaxad en las montañas de Ragáu, lo atravesó con sus lanzas y le destruyó para siempre. (Judit 1, 15)

  • Este pueblo de los israelitas no confía tanto en sus lanzas como en las alturas de los montes en que habitan. De hecho no es fácil escalar la cumbre de estos montes. (Judit 7, 10)

  • Mira, pues, a los asirios que juntan muchas fuerzas, orgullosos de sus caballos y jinetes, engreídos por la fuerza de sus infantes, fiados en sus escudos y en sus lanzas, en sus arcos y en sus hondas, y no han reconocido que tú eres el Señor, quebrantador de guerras. (Judit 9, 7)

  • Mi alma está tendida en medio de leones, que devoran a los hijos de Adán; sus dientes son lanzas y saetas, su lengua, una espada acerada. (Salmos 57, 5)


“Aquele que procura a vaidade das roupas não conseguirá jamais se revestir com a vida de Jesus Cristo.” São Padre Pio de Pietrelcina