Encontrados 29 resultados para: Escudos

  • Tomó David los escudos de oro que llevaban los servidores de Hadadézer y los llevó a Jerusalén. (II Samuel 8, 7)

  • El rey Salomón hizo doscientos grandes escudos de oro batido, aplicando seiscientos siclos de oro batido en cada escudo, (I Reyes 10, 16)

  • y trescientos escudos pequeños de oro batido, aplicando tres minas de oro en cada escudo. El rey los colocó en la casa «Bosque del Líbano». (I Reyes 10, 17)

  • y se apoderó de los tesoros de la Casa de Yahveh y de los tesoros de la casa del rey; de todo se apoderó. Y, como llevó todos los escudos de oro que había hecho Salomón, (I Reyes 14, 26)

  • el rey Roboam hizo en su lugar escudos de bronce, que confió a los jefes de la guardia que custodiaban la entrada de la casa del rey. (I Reyes 14, 27)

  • El sacerdote dio a los jefes de cien las lanzas y escudos del rey David que estaban en la Casa de Yahveh. (II Reyes 11, 10)

  • Tomó David los escudos de oro que llevaban los servidores de Hadadézer y los llevó a Jerusalén. (I Crónicas 18, 7)

  • Hizo el rey Salomón doscientos grandes escudos de oro batido, aplicando seiscientos siclos de oro batido en cada escudo, (II Crónicas 9, 15)

  • y trescientos escudos pequeños de oro batido, aplicando trescientos siclos de oro en cada escudo; el rey los colocó en la casa «Bosque del Líbano». (II Crónicas 9, 16)

  • En todas estas ciudades había escudos y lanzas, y las hizo sumamente fuertes. Estaban por él Judá y Benjamín. (II Crónicas 11, 12)

  • Subió, pues, Sosaq, rey de Egipto, contra Jerusalén y se apoderó de los tesoros de la Casa de Yahveh y de los tesoros de la casa del rey. De todo se apoderó. Habiéndose llevado los escudos de oro que había hecho Salomón, (II Crónicas 12, 9)

  • el rey Roboam hizo en su lugar escudos de bronce, que confió a los jefes de la guardia que custodiaban la entrada de la casa del rey. (II Crónicas 12, 10)


“Não desperdice suas energias em coisas que geram preocupação, perturbação e ansiedade. Uma coisa somente é necessária: elevar o espírito e amar a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina