Encontrados 16 resultados para: Consejero

  • Absalón mandó a buscar a su ciudad de Guiló a Ajitófel el guilonita, consejero de David, y lo tuvo consigo cuando ofrecía los sacrificios. Así la conjuración se fortalecía y los partidarios de Absalón iban aumentando. (II Samuel 15, 12)

  • Para la puerta oriental cayó la suerte sobre Selemías. Después echaron suertes: tocó la parte norte a su hijo Zacarías, que era un prudente consejero. (I Crónicas 26, 14)

  • Jonatán, tío de David, hombre prudente e instruido, era consejero; él y Yejiel, hijo de Yakmoní, cuidaban de los hijos del rey. (I Crónicas 27, 32)

  • Ajitófel era consejero del rey, y Jusay el arquita era amigo del rey. (I Crónicas 27, 33)

  • Mientras él le hablaba, Amasías le interrumpió: «¿Acaso te hemos hecho consejero del rey? ¡Cállate! ¿Por qué te han de matar?» El profeta concluyó diciendo: «Yo sé que Dios ha determinado destruirte, porque hiciste eso y no quieres escuchar mi consejo.» (II Crónicas 25, 16)

  • Voy a instruirte, a mostrarte el camino a seguir; fijos en ti los ojos, seré tu consejero. (Salmos 32, 8)

  • Sean muchos los que estén en paz contigo, mas para consejero, uno entre mil. (Eclesiástico 6, 6)

  • Todo consejero da consejos, pero hay quien aconseja en su interés. (Eclesiástico 37, 7)

  • Del consejero guarda tu alma, conoce primero qué necesita - porque en su propio interés dará consejo -, no sea que eche sobre ti la suerte, (Eclesiástico 37, 8)

  • Las grandezas de su sabiduría las puso en orden, porque él es antes de la eternidad y por la eternidad; nada le ha sido añadido ni quitado, y de ningún consejero necesita. (Eclesiástico 42, 21)

  • el jefe de escuadra y el favorito, el consejero, el sabio hechicero y el hábil encantador. (Isaías 3, 3)

  • Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre «Maravilla de Consejero», «Dios Fuerte», «Siempre Padre», «Príncipe de Paz». (Isaías 9, 5)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina