Encontrados 61 resultados para: Carro

  • Faraón hizo enganchar su carro y llevó consigo sus tropas. (Exodo 14, 6)

  • Entonces Moisés y los israelitas cantaron este cántico a Yahveh. Dijeron: «Canto a Yahveh pues se cubrió de gloria arrojando en el mar caballo y carro. (Exodo 15, 1)

  • Y María les entonaba el estribillo: «Cantad a Yahveh pues se cubrió de gloria. arrojando en el mar caballo y carro.» (Exodo 15, 21)

  • Yahveh sembró el panico en Sísara, en todos sus carros y en todo su ejército ante Baraq. Sísara bajó de su carro y huyó a pie. (Jueces 4, 15)

  • A la ventana se asoma y atisba la madre de Sísara, por las celosías: «¿Por qué tarda en llegar su carro? ¿por qué se retrasa el galopar de su carroza? (Jueces 5, 28)

  • diciendo: «He aquí el fuero del rey que va a reinar sobre vosotros. Tomará vuestros hijos y los destinará a sus carros y a sus caballos y tendrán que correr delante de su carro. (I Samuel 8, 11)

  • David le apresó 1.700 hombres de carro y 20.000 de a pie y desjarretó toda la cabellería de los carros reservando cien tiros. (II Samuel 8, 4)

  • Huyeron los arameos ante Israel y David abatió a los arameos setecientos carros y 40.000 de carro. Hirió también a Sobak, jefe de su ejército, que murió allí mismo. (II Samuel 10, 18)

  • Después de esto se hizo Absalón con un carro, caballos y cincuenta hombres que corrían delante de él. (II Samuel 15, 1)

  • Mientras tanto Adonías, hijo de Jagguit, se gloriaba diciendo: «Yo seré rey.» Se había hecho con un carro y hombres de carro y cincuenta hombres que corrían ante él. (I Reyes 1, 5)

  • La forma de las ruedas era como la forma de la rueda de un carro, y sus ejes, sus llantas, sus radios y sus cubos, todo era de fundición. (I Reyes 7, 33)

  • Un carro que subía de Egipto valía seiscientos siclos de plata y un caballo 150. Los traían también como intermediarios para todos los reyes de los hititas y todos los reyes de Aram. (I Reyes 10, 29)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina