Encontrados 22 resultados para: Booz

  • Tenía Noemí por parte de su marido un pariente de buena posición, de la familia de Elimélek, llamado Booz. (Rut 2, 1)

  • Fue ella y se puso a espigar en el campo detrás de los segadores, y quiso su suerte que fuera a dar en una parcela de Booz, el de la familia de Elimélek. (Rut 2, 3)

  • Llegaba entonces Booz de Belén y dijo a los segadores: «Yahveh con vosotros.» Le respondieron: «Que Yahveh te bendiga.» (Rut 2, 4)

  • Preguntó Booz al criado que estaba al frente de los segadores: «¿De quién es esta muchacha?» (Rut 2, 5)

  • Booz dijo a Rut: «¿Me oyes, hija mía? No vayas a espigar a otro campo ni te alejes de aquí; quédate junto a mis criados. (Rut 2, 8)

  • Booz le respondió: «Me han contado al detalle todo lo que hiciste con tu suegra después de la muerte de tu marido, y cómo has dejado a tu padre y a tu madre y la tierra en que naciste, y has venido a un pueblo que no conocías ni ayer ni anteayer. (Rut 2, 11)

  • A la hora de la comida, Booz le dijo: «Acércate aquí, puedes comer pan y mojar tu bocado en el vinagre.» Ella se sentó junto a los segadores, y él le ofreció un puñado de grano tostado. Comió ella hasta saciarse y aun le sobró. (Rut 2, 14)

  • Cuando se levantó ella para seguir espigando, Booz ordenó a sus criados: «Dejadla espigar también entre las gavillas y no la molestéis. (Rut 2, 15)

  • Su suegra le dijo: «¿Dónde has estado espigando hoy y qué has hecho? ¡Bendito sea el que se ha fijado en ti!» Ella contó a su suegra con quién había estado trabajando y añadió: «El hombre con quien he trabajado hoy se llama Booz.» (Rut 2, 19)

  • Se quedó, pues, con los criados de Booz para espigar hasta que acabó la recolección de la cebada y la recolección del trigo, y siguió viviendo con su suegra. (Rut 2, 23)

  • Ahora bien: ¿Acaso no es pariente nuestro aquel Booz con cuyos criados estuviste? Pues mira: Esta noche estará aventando la cebada en la era. (Rut 3, 2)

  • Booz comió y bebió y su corazón se puso alegre. Entonces fue a acostarse junto al montón de cebada. Vino ella sigilosamente, descubrió un sitio a sus pies y se acostó. (Rut 3, 7)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina