Encontrados 451 resultados para: Arca de la Alianza

  • Yahveh exterminó todo ser que había sobre la haz del suelo, desde el hombre hasta los ganados, hasta las sierpes y hasta las aves del cielo: todos fueron exterminados de la tierra, quedando sólo Noé y los que con él estaban en el arca. (Génesis 7, 23)

  • Acordóse Dios de Noé y de todos los animales y de los ganados que con él estaban en el arca. Dios hizo pasar un viento sobre la tierra y las aguas decrecieron. (Génesis 8, 1)

  • y en el mes séptimo, el día dieciesiete del mes, varó el arca sobre los montes de Ararat. (Génesis 8, 4)

  • Al cabo de cuarenta días, abrió Noé la ventana que había hecho en el arca, (Génesis 8, 6)

  • La paloma, no hallando donde posar el pie, tornó donde él, al arca, porque aún había agua sobre la superficie de la tierra; y alargando él su mano, la asió y metióla consigo en el arca. (Génesis 8, 9)

  • Aún esperó otros siete días y volvió a soltar la paloma fuera del arca. (Génesis 8, 10)

  • El año 601 de la vida de Noé, el día primero del primer mes, se secaron las aguas de encima de la tierra. Noé retiró la cubierta del arca, miró y he aquí que estaba seca la superficie del suelo. (Génesis 8, 13)

  • «Sal del arca tú, y contigo tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus hijos. (Génesis 8, 16)

  • Todos los animales, todos los ganados, todas las aves y todas las sierpes que reptan sobre la tierra salieron por familias del arca. (Génesis 8, 19)

  • «He aquí que yo establezco mi alianza con vosotros, y con vuestra futura descendencia, (Génesis 9, 9)

  • y con toda alma viviente que os acompaña: las aves, los ganados y todas las alimañas que hay con vosotros, con todo lo que ha salido del arca, todos los animales de la tierra. (Génesis 9, 10)

  • Establezco mi alianza con vosotros, y no volverá nunca más a ser aniquilada toda carne por las aguas del diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.» (Génesis 9, 11)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina