Encontrados 2509 resultados para: Ala

  • Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente, los que serpean, de los que bullen las aguas por sus especies, y todas las aves aladas por sus especies; y vio Dios que estaba bien; (Génesis 1, 21)

  • Y dijo Yahveh Dios: «¡He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal! Ahora, pues, cuidado, no alargue su mano y tome también del árbol de la vida y comiendo de él viva para siempre.» (Génesis 3, 22)

  • Y dijo Lámek a sus mujeres: «Adá y Sillá, oíd mi voz; mujeres de Lámek, escuchad mi palabra: Yo maté a un hombre por una herida que me hizo y a un muchacho por un cardenal que recibí. (Génesis 4, 23)

  • Quenán tenía setenta años cuando engendró a Mahalalel. (Génesis 5, 12)

  • Vivió Quenán, después de engendrar a Mahalalel, 840 años, y engendró hijos e hijas. (Génesis 5, 13)

  • Mahalalel tenía 65 años cuando engendró a Yéred. (Génesis 5, 15)

  • Vivió Mahalalel, después de engendrar a Yéred, 830 años, y engendró hijos e hijas. (Génesis 5, 16)

  • El total de los días de Mahalalel fue de 895 años, y murió. (Génesis 5, 17)

  • Hazte un arca de maderas resinosas. Haces el arca de cañizo y la calafateas por dentro y por fuera con betún. (Génesis 6, 14)

  • y con ellos los animales de cada especie, los ganados de cada especie, las sierpes de cada especie que reptan sobre la tierra, y las aves de cada especie: toda clase de pájaros y seres alados; (Génesis 7, 14)

  • La paloma, no hallando donde posar el pie, tornó donde él, al arca, porque aún había agua sobre la superficie de la tierra; y alargando él su mano, la asió y metióla consigo en el arca. (Génesis 8, 9)

  • Al aspirar Yahveh el calmante aroma, dijo en su corazón: «Nunca más volveré al maldecir el suelo por causa del hombre, porque las trazas del corazón humano son malas desde su niñez, ni volveré a herir a todo ser viviente como lo he hecho. (Génesis 8, 21)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina