Encontrados 74 resultados para: vivir

  • Luego Caín se alejó de la presencia del Señor y fue a vivir a la región de Nod, al este de Edén. (Génesis 4, 16)

  • Rebeca dijo a Isaac: "¡Esas mujeres hititas me han quitado hasta las ganas de vivir! Si también Jacob se casa con una de esas hititas, con una nativa de este país, ¿qué me importa ya de la vida?". (Génesis 27, 46)

  • Así podrán vivir entre nosotros y tendrán el país a su disposición para instalarse en él, para recorrerlo libremente y adquirir propiedades". (Génesis 34, 10)

  • Entonces podremos darles a nuestras hijas y casarnos con las de ustedes, vivir entre ustedes y formar un solo pueblo. (Génesis 34, 16)

  • Los dos tenían, en efecto, demasiadas posesiones para poder vivir juntos, y el territorio donde residían no daba abasto para tanto ganado. (Génesis 36, 7)

  • Entonces Judá dijo a su nuera Tamar: "Vive como una viuda en la casa de tu padre, hasta que crezca mi hijo Selá", porque temía que este corriera la misma suerte que sus hermanos. Por eso Tamar se fue a vivir a la casa de su padre. (Génesis 38, 11)

  • y les ordenó: "Cuando asistan durante el parto a las mujeres hebreas, observen bien el sexo del recién nacido: si es un varón, mátenlo, y si es una niña, déjenla vivir". (Exodo 1, 16)

  • No dejarás vivir a la hechicera. (Exodo 22, 17)

  • para que las generaciones futuras sepan que yo hice vivir en chozas a los israelitas, cuando los hice salir del país de Egipto. Yo soy el Señor, su Dios. (Levítico 23, 43)

  • No le exijas ninguna clase de interés: teme a tu Dios y déjalo vivir junto a ti como un hermano. (Levítico 25, 36)

  • Por eso, para que puedan vivir y no mueran cuando se acerquen a los objetos más santos, procedan con los quehatitas de la siguiente manera: vendrán Aarón y sus hijos, y asignarán a cada uno de ellos su oficio y su carga; (Números 4, 19)

  • Ordena a los israelitas que cedan a los levitas, de su patrimonio hereditario, ciudades para vivir y campos de pastoreo alrededor de las mismas. (Números 35, 2)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina