Encontrados 4599 resultados para: una

  • Y ahora, si ustedes están dispuestos a ofrecer a mi patrón una auténtica prueba de amistad, díganmelo; si no, díganmelo también. Así yo sabré a qué atenerme". (Génesis 24, 49)

  • Murió a una edad muy avanzada, feliz y cargado de años, y fue a reunirse con los suyos. (Génesis 25, 8)

  • Abimélec lo mandó llamar y le dijo: "No cabe ninguna duda: ella es tu esposa. ¿Cómo dijiste entonces que era tu hermana?". Isaac le respondió: "Porqué pensé que podían matarme a causa de ella". (Génesis 26, 9)

  • Adquirió ovejas, vacas y una numerosa servidumbre. Y los filisteos le tuvieron envidia. (Génesis 26, 14)

  • Ellos le respondieron: "Hemos comprobado que el Señor está contigo, y pensamos que entre tú y nosotros debe haber un acuerdo, ratificado con un juramento. Por eso, queremos hacer una alianza contigo: (Génesis 26, 28)

  • tú no nos harás ningún daño, porque nosotros no te hemos causado ninguna molestia, sino que siempre fuimos amables contigo y te dejamos partir en paz. Tú eres ahora bendecido por el Señor". (Génesis 26, 29)

  • Ellas fueron una fuente de amargura para Isaac y Rebeca. (Génesis 26, 35)

  • Después prepárame una buena comida, de esas que a mí me gustan, y tráemela para que la coma. Así podré darte mi bendición antes de morir". (Génesis 27, 4)

  • ‘Tráeme un animal silvestre y prepárame una buena comida. Yo la comeré, y te bendeciré en la presencia del Señor antes de morir’. (Génesis 27, 7)

  • Ve al corral y tráeme de allí dos cabritos bien cebados. Yo prepararé con ellos una buena comida para tu padre, de esas que le agradan a él, (Génesis 27, 9)

  • Si mi padre me llega a tocar, pensará que me estoy burlando de él, y entonces atraeré sobre mí una maldición, y no una bendición". (Génesis 27, 12)

  • Jacob fue a buscar los cabritos, se los llevó a su madre, y ella preparó una buena comida, como le agradaba a su padre. (Génesis 27, 14)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina