Encontrados 45 resultados para: trampa

  • En el crimen del malvado hay una trampa, pero el justo corre lleno de alegría. (Proverbios 29, 6)

  • El miedo tiende al hombre una trampa, pero el que confía en el Señor se pone a salvo. (Proverbios 29, 25)

  • Y yo encuentro más amarga que la muerte a la mujer, cuando ella misma es una trampa, su corazón, una red, y sus brazos, ataduras. Con el favor de Dios, uno puede librarse, pero el pecador se deja atrapar. (Eclesiastés 7, 26)

  • Por eso también serán juzgados los ídolos de las naciones, ya que, entre las criaturas de Dios, se convirtieron en una abominación, en motivo de escándalo para las almas de los hombres y en una trampa para los pies de los insensatos. (Sabiduría 14, 11)

  • No cedas en presencia de un insolente, porque él sería como una trampa tendida ante tu boca. (Eclesiástico 8, 11)

  • Delante de tus ojos, su boca es toda dulzura y se extasía con tus palabras, pero por detrás cambia de lenguaje y tiende una trampa con tus mismas palabras. (Eclesiástico 27, 23)

  • porque el oro es una trampa para los que se enloquecen por él, y todos los insensatos se dejan atrapar. (Eclesiástico 31, 7)

  • Él será un santuario, una piedra de tropiezo y un escollo insuperable para las dos casas de Israel; será una red y una trampa para los habitantes de Jerusalén. (Isaías 8, 14)

  • Muchos de entre ellos tropezarán, caerán y se quebrarán, se enredarán en la trampa y quedarán atrapados. (Isaías 8, 15)

  • Entonces la palabra del Señor les sonará así: sau lasau, sau lasau, cau lacau, cau lacau, un poco aquí, otro poco allí, a fin de que caigan de espaldas al caminar, se destrocen y queden enredados en la trampa. (Isaías 28, 13)

  • Te puse una trampa y quedaste atrapada, sin darte cuenta, Babilonia. Has sido sorprendida y tomada, porque habías provocado al Señor. (Jeremías 50, 24)

  • Yo tenderé mi red sobre él y él quedará preso en mi trampa. Lo llevaré a Babilonia, la tierra de los caldeos, pero no la verá y morirá allí. (Ezequiel 12, 13)


“Que o Espírito Santo guie a sua inteligência, faça-o descobrir a verdade escondida na Sagrada Escritura e inflame a sua vontade para praticá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina