Encontrados 92 resultados para: tenemos

  • a pesar de los falsos hermanos que se habían infiltrado para coartar la libertad que tenemos en Cristo Jesús y reducirnos a la esclavitud. (Gálatas 2, 4)

  • Porque por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu. (Efesios 2, 18)

  • en quien tenemos la redención y el perdón de los pecados. (Colosenses 1, 14)

  • y sin cesar tenemos presente delante de Dios, nuestro Padre, cómo ustedes han manifestado su fe con obras, su amor con fatigas y su esperanza en nuestro Señor Jesucristo con una firme constancia. (I Tesalonicenses 1, 3)

  • Que el Señor los haga crecer cada vez más en el amor mutuo y hacia todos los demás, semejante al que nosotros tenemos por ustedes. (I Tesalonicenses 3, 12)

  • Nosotros tenemos plena confianza en el Señor de que ustedes cumplen y seguirán cumpliendo nuestras disposiciones. (II Tesalonicenses 3, 4)

  • Y ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe. (Hebreos 4, 14)

  • Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado. (Hebreos 4, 15)

  • Esta esperanza que nosotros tenemos, es como un ancla del alma, sólida y firme, que penetra más allá del velo, (Hebreos 6, 19)

  • Este es el punto capital de lo que estamos diciendo: tenemos un Sumo Sacerdote tan grande que se sentó a la derecha del trono de la Majestad en el cielo. (Hebreos 8, 1)

  • Por lo tanto, hermanos, tenemos plena seguridad de que podemos entrar en el Santuario por la sangre de Jesús, (Hebreos 10, 19)

  • También tenemos un Sumo Sacerdote insigne al frente de la casa de Dios. (Hebreos 10, 21)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina