Encontrados 130 resultados para: tendrá

  • El conjunto de la parte reservada tendrá doce mil quinientos metros por doce mil: así, lo que ustedes reservarán será un cuadrado, incluyendo lo que pertenece a la ciudad. (Ezequiel 48, 20)

  • El lado oriental medirá dos mil quinientos cincuenta metros y tendrá tres puertas: la puerta de José, la de Benjamín y la de Dan. (Ezequiel 48, 32)

  • El lado meridional medirá dos mil doscientos cincuenta metros y tendrá tres puertas: la puerta de Simeón, la de Isacar y la de Zabulón. (Ezequiel 48, 33)

  • El lado occidental medirá dos mil doscientos cincuenta metros y tendrá tres puertas: la puerta de Gad, la de Aser y la de Neftalí. (Ezequiel 48, 34)

  • Su poderío se acrecentará, pero no por su propia fuerza; causará destrucciones inauditas y tendrá éxito en lo que emprenda, destruirá a los poderosos, al pueblo de los Santos. (Daniel 8, 24)

  • El rey obrará a su arbitrio, se exaltará y engrandecerá por encima de todo dios, y dirá cosas monstruosas contra el Dios de los dioses. Y tendrá éxito hasta que se agote la Ira, porque lo que está decretado se ejecutará. (Daniel 11, 36)

  • Cuando yo vi a Efraím, era una plantación en una pradera, pero tendrá que llevar sus hijos al verdugo. (Oseas 9, 13)

  • Efraím era una ternera bien adiestrada, le gustaba trillar. Pero yo hice pasar el yugo sobre su hermosa cerviz: yo unciré a Efraím, Judá tendrá que arar, Jacob pasará el rastrillo. (Oseas 10, 11)

  • Samaría tendrá que expiar, porque se ha rebelado contra su Dios. Ellos caerán bajo la espada, sus recién nacidos serán estrellados y abrirán el vientre de las embarazadas. (Oseas 14, 1)

  • Yo vengaré su sangre, no la dejaré impune, y el Señor tendrá su morada en Sión. (Joel 4, 21)

  • El hombre veloz no tendrá escapatoria, el fuerte no podrá valerse de su fuerza ni el valiente salvará su vida; (Amós 2, 14)

  • El Señor tendrá a Judá como herencia, como su parte en la Tierra santa, y elegirá de nuevo a Jerusalén. (Zacarías 2, 16)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina