Encontrados 132 resultados para: tarde
Los israelitas estaban exhaustos aquel día, porque Saúl había pronunciado sobre el pueblo esta imprecación: "Maldito el hombre que coma algo hasta la tarde, antes que me haya vengado de mis enemigos". Y nadie comió un solo bocado. (I Samuel 14, 24)
Mientras tanto, el filisteo se adelantaba por la mañana y por la tarde, y así se presentó durante cuarenta días. (I Samuel 17, 16)
David le respondió: "Mañana es la luna nueva, y tendré que compartir la mesa con tu padre. Tu me dejarás partir, y yo me ocultaré al descampado hasta pasado mañana por la tarde. (I Samuel 20, 5)
David los masacró desde el alba hasta la tarde del día siguiente, y no escapó ni uno solo, con excepción de cuatrocientos jóvenes que huyeron montados en camellos. (I Samuel 30, 17)
Una tarde, después que se levantó de la siesta, David se puso a caminar por la azotea del palacio real, y desde allí vio a una mujer que se estaba bañando. La mujer era muy hermosa. (II Samuel 11, 2)
Dos años más tarde, se hacía la esquila para Absalón en Baal Jasor, que está cerca de Efraím, y él invitó a todos los hijos del rey. (II Samuel 13, 23)
Los cuervos le traían pan por la mañana y carne por la tarde, y él bebía del torrente. (I Reyes 17, 6)
Luego el rey Ajaz dio esta orden al sacerdote Urías: "Sobre el altar grande harás arder el holocausto de la mañana y la oblación de la tarde, el holocausto del rey y su oblación, el holocausto de todo el pueblo del país, su oblación y sus libaciones; también lo rociarás con toda la sangre de los holocaustos y toda la sangre de los sacrificios. Del altar de bronce, me ocuparé yo". (II Reyes 16, 15)
para que ofrecieran constantemente sacrificios al Señor en el altar de los holocaustos, por la mañana y por la tarde, según lo que está escrito en la Ley que el Señor dio a Israel. (I Crónicas 16, 40)
Tenían que presentarse cada mañana y cada tarde, para dar gracias y alabar al Señor. (I Crónicas 23, 30)
Ahora yo voy a construir una Casa para el nombre del Señor, mi Dios, y voy a consagrarla a él para quemar incienso aromático en su presencia, para presentar las ofrendas dispuestas continuamente, y para ofrecer los holocaustos de la mañana y de la tarde, de los sábados, los novilunios y las solemnidades del Señor, nuestro Dios, y eso para siempre en Israel. (II Crónicas 2, 3)
Aquel día, el combate fue muy encarnizado. El rey de Israel se mantuvo de pie sobre su carro frente a los arameos hasta la tarde, y murió a la puesta del sol. (II Crónicas 18, 34)